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Desde hace casi un lustro, fundó junto con otros colaboradores la organización Comuna, desde la cual respalda luchas sociales y que ahora sirvió como una de las plataformas para el triunfo en la entidad de López Obrador.
—Además de la ideología que impulsa a los movimientos sociales, están las carencias y, de la noche a la mañana, esas carencias no se van a acabar.
—Pero van a empezar a ser atendidas; si tenemos un mecanismo para que los jóvenes tengan becas y oportunidades de estudio, si se logran las grandes reformas constitucionales planteadas, si se atiende a los maestros, se escucha a las comunidades, se acaba con la corrupción, creo que estaremos hablando de una sociedad más justa; si hay avances, en tres años la sociedad va a ratificar al gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
“El fondo de la problemática de Oaxaca tiene que ver con la conflictividad social, si los programas sociales y las políticas públicas van a combatir la desigualdad, creo que estamos avanzando bastante”, dice, en entrevista con EL UNIVERSAL.
—Fue un huracán político que tiene que ver con un discurso desde hace varios años: “primero los pobres”. Si revisamos la composición social de Oaxaca, nos daremos cuenta que la gran mayoría de los oaxaqueños son los pobres y por eso se identifcan con él.
—De entrada, ya está cubierta esa expectativa, con los anuncios que ha hecho, como 50 reformas legales, además de quitarle privilegios a la clase política que sofoca a la sociedad con su corrupción. Cuando dice que el Presidente de México va a ser juzgado por delitos, está poniendo el dedo en la llaga, cuando anuncia que diputados y funcionarios van a tener salarios adecuados, no de lujos, creo que es la primera gran respuesta; además de la nueva reforma educativa, elevar a rango constitucional los derechos indígenas, entre otros.
—En 2006, a sangre y fuego, se detuvo la posibilidad de un país democrático, más justo, con el Ejército en las calles no para combatir al crimen organizado, sino para enfrentar la inconformidad social y la posibilidad de un cambio.
Oaxaca era la alerta de lo que pudiera suceder en todo el país y antes de que eso sucediera, Felipe Calderón sacó al Ejército a las calles. Hoy en México es un fenómeno que va a abrir la posibilidad de que en América Latina de nuevo surjan poderosos movimientos sociales que transformen la región.
—Mucho se ha criticado a los movimientos sociales que buscan beneficio para los líderes, eso va a quedar rebasado porque las propias organizaciones sociales pierden razón de ser si solamente son gestoras; si realmente están luchando por causas justas, van a seguir existiendo.
Pero el proceso de democratización del gobierno y el empoderamiento de las comunidades, creo que van a quitar muchos pretextos o procesos para las movilizaciones. Si se logra quitar la reforma educativa, si se respeta a los maestros, si se les da un salario digno... creo que México se inserta en ese proceso de cambios de Latinoamérica.
—Creo que la lucha contra la desigualdad va a continuar, pero México está entrando en un proceso de transformación profunda y lo que tenemos que hacer es permitir que ahorita el gobierno de Andrés Manuel se consolide y que no sea frenado por la derecha.
Tenemos que colaborar para que el gobierno de Andrés Manuel eche a andar un proyecto de reformas que lleven a México a condiciones de mayor igualdad y justicia, que tengamos gobiernos más cercanos a la gente y más democráticos.
—El plazo él mismo lo impuso; en tres años dijo que se evaluará su gobierno y en tres años la sociedad lo va a ratificar.
—Creo que la sociedad, en conjunto, le da un periodo de gracia a sus gobernantes, normalmente eso sucede; pero creo que en este caso va a estar más claro, más enfático, ya que la gente tiene mucha esperanza en que cumpla con lo prometido.
Las carencias no se van a acabar, pero van a empezar a ser atendidas; creo que si se logran esas reformas planteadas en la campaña política, la sociedad va a ratificar al gobierno de López Obrador, porque no hay que perder de vista que está trabajando para someterse a la consideración de la gente.
Tres años, en tres años podremos evaluar al Presidente; entonces veremos si cumple o no.