Zaapeche, apicultores buscan salvar a las abejas

Especiales 23/05/2018 09:00 Christian Jiménez San Bartolo Coyotepec, Oaxaca Actualizada 17:49

Desde 2013, la asociación evita la disminución de la especie, pues su extinción pondría en riesgo incluso la superviviencia humana, debido a que se encargan de polinizar 80% de los alimentos

Fotos: Mario Arturo Martínez / EL UNIVERSAL

Fotos: Mario Arturo Martínez / EL UNIVERSAL

Fotos: Mario Arturo Martínez / EL UNIVERSAL

Fotos: Mario Arturo Martínez / EL UNIVERSAL

Fotos: Mario Arturo Martínez / EL UNIVERSAL

Fotos: Mario Arturo Martínez / EL UNIVERSAL

Fotos: Mario Arturo Martínez / EL UNIVERSAL

Fotos: Mario Arturo Martínez / EL UNIVERSAL

[email protected]

Justo al pie de los cerros que conforman el valle verdoso que rodea a San Bartolo Coyotepec, seres vestidos de blanco y con máscaras que parecen espaciales se deslizan entre cajones de madera que zumban sin cesar.  Son los integrantes de la asociación Zaapeche —que en zapoteco significa Cerro del Coyote—, dedicada a la apicultura y, específicamente, a evitar a toda costa la muerte de las abejas.

Este grupo apícola, que encabeza el médico veterinario Francisco Martínez, desde el año 2013 ha concentrado sus esfuerzos en evitar que la población de abejas disminuya, pues su extinción, explica, podría poner en riesgo incluso la supervivencia humana.

“Las abejas realizan la polinización de 80% de los productos de consumo humano. Aunque hay otros insectos y especies como mariposas y colibríes que la realizan, hay alimentos que son polinizados sólo por abejas”.

El que habla es Francisco, el representante de Zaapeche. Enfundado en su traje espacial a prueba de picaduras explica que en Oaxaca la extinción de las abejas se da principalmente a causa del uso excesivo de insecticidas para el campo, sustancias que está matando las colmenas. En la entidad, la región donde hay más daños es la Costa.

Aunque al mirar una colmena con cientos y cientos de estos seres diminutos es difícil pensar que las abejas podrían simplemente desaparecer, la realidad es que se trata de un fenómeno que ya ha comenzado. La situación es tal que el año pasado el Senado decretó el 17 de agosto como el Día Nacional de las Abejas, a fin de que se reconozca y valore la importancia ambiental, social y económica de la actividad apiaria.

En el decreto que oficializa la efeméride se  advierte que México  atraviesa una “crisis sin precedentes”, pues se ha documentado una caída en la producción nacional de este insecto de más de 50%. Menos abejas significan también menos miel, jalea, cera y demás productos derivados.

Cuando Francisco Martínez  habla de las causas de esta creciente extinción, lo hace con palabras precisas. Aunque dice que entre las razones se encuentran las enfermedades que atacan a estos insectos, está convencido que el motivo principal es  el crecimiento de la mancha urbana, pues cada vez es más común que los  terrenos de campo sean  habilitados como espacios de vivienda.

A la par de esa causa, señala que los factores que más han ocasionado muertes de colmenas enteras son el cambio climático y, sobre todo, el uso indiscriminado de insecticidas.

De acuerdo con el productor, aunque por ley está prohibida la venta sin permiso de estos productos tóxicos, la realidad es que  son de fácil acceso. Pensando en ello, los apicultores han propuesto a los campesinos opciones orgánicas para fertilizar y eliminar plagas; pocos han respondido.

mm03052018009.jpg

Un escuadrón de rescate

Se podría decir que  además de ser una asociación de apicultores, Zaapeche también es un escuadrón de rescate, pues no sólo se  dedica a la extracción de miel,  jalea real y propóleo, productos de una colmena, sino que con su labor abonan a la conservación del medio ambiente.

¿Cómo lo hacen? Garantizando la supervivencia de panales en riesgo, en un sitio con vegetación y sin factores que perturben a las abejas. Para ello, el grupo estableció  una decena de colmenas en un terreno ejidal que les prestaron ganaderos desde hace cuatro años. El lugar está ubicado entre cerros, a unos 15 minutos de la cabecera municipal de San Bartolo,  pues es necesario que las colmenas estén alejadas al menos 200 metros de asentamientos humanos. 

Al inició Zaapeche sólo contaba con cuatro enjambres, pero  poco a poco han ido aumentando por el rescate de panales que realizan en conjunto con otras cooperativas. Es ahí cuando entra en acción el escuadrón de salvamento. Los rescates consisten en retirar panales de sitios públicos, escuelas o parques, tras reportes ciudadanos. Para ello, usando el equipo de protección que parece de astronauta, los especialistas retiran la colmena y la trasladan a los apiarios silvestres, donde se integran a las colmenas.

A la fecha, el grupo ha rescatado al menos 60 enjambres. Las tareas de rescate de panales se llevan a cabo en coordinación con Protección Civil.

mm03052018005.jpg

Una vida dulce

Cuando Francisco habla de las abejas lo hace con verdadera devoción, pues lo impresiona la forma en la que se organizan. “Se rigen a través de una abeja reina, que es la que comanda toda la colmena y les ordena a las obreras las tareas que van a desempeñar”.

Explica que una colmena tiene sólo una reina, cientos de zánganos encargados de fecundar a la reina y abejas  obreras que alcanzan de 80 mil a 120 mil ejemplares,  como las  que vuelan entre las flores buscando una fuente de alimento que   se conocen como pecoreadoras.  Ellas son las que se encargan de llevar el alimento a la colonia y también, gracias a su trabajo una colmena puede  producir hasta  18 litros de miel anualmente.

Cada colmena, explican los productores, puede considerarse única y la miel que producen también lo es. En Oaxaca, por ejemplo, se producen diversos tipos de miel,  en función de la zona y su floración. Las abejas se alimentan de las plantas endémicas  y a ello deberá sus propiedades.

Una de esas variedades es la “miel mantequilla” que nace en los cerros de Zaachila, resultado de la polinización de flores que crecen en plantas, como el acahual y la aceitilla, que se producen a principios de noviembre.

Además, los productores  cosechan miel de otras plantas como el algarrobo y el copalito. “Las mieles varían, incluso en el mismo lugar, principalmente en  color y textura, aspectos que determinan su calidad”, señalan.

En el caso de las colmenas establecidas en áreas silvestres, son las propias abejas las que pecorean alrededor del área polinizando las plantas a su alcance, pues se mueven en un radio de 3.5 kilómetros.

Incluso, hay mieles multiflorales y monoflorales, dependiendo de la vegetación de la zona. Por ejemplo, en Zaachila se cosecha miel de huamuchil, árbol oriundo del lugar, y en otras regiones  del estado se produce miel de pirul, con propiedades curativas.

mm03052018006.jpg

Miel oaxaqueña por el mundo

Zaapeche y  otras iniciativas apícolas están integradas en una unión de cooperativas, cuyos miembros están distribuidos en todo el estado, desde Tuxtepec, Pochutla, Puerto Escondido, Putla y hasta  Huajuapan. Gracias a ellos la producción apícola estatal asciende a 4  mil 150 toneladas por año, según  la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).

Además, Oaxaca se ubica en la sexta posición del inventario apícola, con 167 mil 840 colmenas y 3 mil 124 productores. La dependencia asevera que los productos oaxaqueños llegan a  Alemania, Bélgica y España.

A pesar de ello, el panorama no es alentador para todos los productores. Los integrantes de Zaapeche, a pesar de dedicarse desde hace cinco años a la apícultura de manera formal, no han recibido apoyos oficiales. “Las organizaciones que reciben los estímulos son las que están cercanas al gobierno”, lamentan. 

Por ello, los apicultores-rescatistas deben alternar la producción de miel con la de otros productos agrícolas.

Comentarios