—¿Qué extraño de la calle? Que se abran las puertas nada más; después de seis años acá, las mayores rejas del ser humano son que seguimos viviendo en el pasado y en el futuro, cuando aprendamos a vivir el ahora, estamos liberados. Y aquí vivimos el aquí y ahora.
En el caso del Cereso de Ixcotel, su calificación fue de 5.2, un puntaje reprobatorio. Los rubros evaluados más bajos fueron: condiciones de gobernabilidad, con 4.22, y aspectos que garantizan una estancia digna, con 4.89.
—Estas condiciones ya se han superado; antes era uno de los centros penitenciarios peor calificados del país; se han tomado las medidas necesarias, con el apoyo de la Secretaría de Seguridad Pública, a través de la Dirección de Prevención y Reinserción Social.
Eso dice el responsable del centro penitenciario, José Jarquín López, quien está a cargo de la prisión desde hace más de un año. Expone que una de las medidas de reinserción y esparcimiento fue precisamente la creación del taller Gráfica Siqueiros.
—Un día, un preso me enseñó una pintura y me pareció interesante; el hombre me dijo que tenía más obras y que había otros compañeros suyos que practicaban el arte en la prisión. Platiqué con la subsecretaria de Prevención y nos organizamos, cuenta Jarquín Lopéz.
Agrega que los internos decidieron ponerle Siqueiros, en honor al maestro David Alfaro Siqueiros, quien también estuvo preso y desde la cárcel realizó parte de su obra.
El taller empezó en septiembre del año pasado con unas cinco personas, pero el proyecto ha crecido paulatinamente y ahora tiene entre 25 y 30 artistas.
Un apoyo fundamental ha sido el creador norteamericano Jason Pfohl, quien fue contactado mediante un interno y ha acudido en distintas ocasiones a dar talleres, así como a aportar equipos y materiales. Otro impulsor ha sido el pintor Francisco Toledo, a través de la Asociación Civil Amigos del Instituto Oaxaqueño de Artes Gráficas, que encabeza su hija Sara, y Jerónimo López Ramírez, conocido como Dr. Lakra.
También, mediante el Centro de las Artes de San Agustín (CaSa), otro espacio impulsado por Toledo, se han impartido cursos y talleres a los reos. A través de estos últimos se pretende imprimir y comercializar la Lotería Canera, en beneficio de los internos.
Uno de los artistas más entusiastas es Andrés, originario de Querétaro, y quien lleva tres años en prisión, acusado de robo.
—Yo no sabía nada de pintura, de arte; en la calle era otro. Aquí conocí la cultura y es lo mejor que me ha pasado. Seguramente, cuando salga de prisión ya tendré en qué ocuparme, platica Andrés.
Detalla que la Lotería Canera (cárcel, en el argot penitenciario) se compone de 40 imágenes, en este caso en cuadros de grabados que tienen un sentido positivo, no de tristeza, desolación o abandono.
—El taller se hizo para generar imágenes que describan vivencias dentro de la penitenciaría, siempre en pro de nuestro bien y de hacerle sentir a la sociedad allá afuera que nosotros también somos seres humanos, ya que en algunas ocasiones se tiene un concepto erróneo de lo que es la cárcel, expone.
Entre los grabados que integran la lotería se encuentra “el torito” (celda de castigo), “el destache” (apertura de un candado), “la chinche” (insecto que nunca falta en prisiones), “la malilla” (el enfermo por adicción), “el cateo”, “la borrega” (el chismoso), “el bastonero” (quien cuida los dormitorios), “la celda”, entre otros. Cada uno va acompañado de un texto literario, creado también por un recluso.
Andrés explica que apenas en un año ya han efectuado al menos cuatro exposiciones en espacios públicos de Oaxaca y recientemente en Veracruz. Además, hay planes para que las obras de la lotería sean llevadas el próximo año a Colombia y los Estados Unidos.
—Estoy orgulloso y satisfecho; es labor de todos, cada uno ha cooperado desde una y hasta con cuatro obras. Estoy seguro de que mi esposa y mi hijo se sienten orgullosos de mí; cuando salga libre, llevaré este proyecto a mi estado, dice Andrés, que este año terminará de pagar su pena en prisión.
No menos orgulloso está el maestro Vidal, originario del barrio El Ex Marquesado de la ciudad de Oaxaca, quien por más de tres décadas se ha dedicado profesionalmente a las artes plásticas.
Vidal, incluso, laboró para el gobierno como maestro del taller de artes plásticas Rufino Tamayo. Además, su obra ha llegado a distintas partes del país y a otras naciones, como Alemania; de esos trabajos se mantiene aún su familia. Hace seis años fue aprehendido y todavía está a la espera de la sentencia o de recuperar la libertad.
—Durante esos seis años mi trabajo ha sido continuar con un proyecto de vida, como artista. Esté donde esté, las condiciones en que esté, nunca voy a dejar de pintar porque es parte de mi esencia como artista, explica el pintor.
—Esta es mi vida, esta es la vida de muchos; adentro o afuera, seguiremos creando, concluye.