Las Pastoras, danza que va de la mano con la fe en la Cuenca
Representa la guía para el nacimiento de Jesús; las bailarinas se comprometen por 7 años.
En esta población indígena mazateca, las tradiciones católicas son parte fundamental de la vida en comunidad, por eso, desde hace más de un siglo conservan el baile religioso “Las Pastoras”, en alusión al nacimiento de Jesús.
Cada 24 de diciembre, la fiesta en torno al alumbramiento de María se celebra en tres momentos importantes durante la época navideña, la cual involucra a toda la población.
Falta poco para la fecha esperada. Las 12 jóvenes que ejecutarán el baile, al ritmo de violines y guitarras, afinan los últimos detalles a la vista de la población asentada en la zona alta de la región de la Cuenca, al norte de Oaxaca.
Con el cerro “Rabón” de la zona mazateca como estampa principal del escenario natural, las jóvenes y cuatro varones practican sus pasos sobre la plaza principal del municipio. La música desde una bocina llama la atención de los transeúntes, pero más de niñas y niños que dejan el juego para acercarse a apreciar del ensayo.
Son niñas de entre cinco y siete años de edad, casi la mitad de la edad que les falta para poder ser parte de esta tradición, que marca que a partir de los 12 años pueden interpretarla.
Este baile es la fusión de la cultura indígena y la herencia española respecto a la fe católica. Es una fiesta donde los adornos y luces navideñas acompañan a los coloridos huipiles de las mujeres mazatecas, bordados por ellas mismas y que por sí solos son llamativos, elegantes.
El director de Cultura del ayuntamiento de Jalapa de Díaz, Rufino Carrera Romualdo, indica que es un baile surgido desde la iglesia hace más de 100 años, aunque no cuentan con registros precisos de su nacimiento. Lo cierto, dice, es que nunca se ha dejado de realizar, según consta el testimonio colectivo.
Danza y fe
Ser pastora de este baile representa un compromiso profundo, tanto para la comunidad como de manera personal, pues las jóvenes que lo interpretan hacen la promesa de formar parte de la tradición por siete años consecutivos.
Eso también implica fe por recibir ayuda divina para la solución de problemas, mejorar en salud, terminar estudios, tener oportunidades de superación, entre otros muchos deseos.
El profesor indica que la interpretación de “Las Pastoras” hace alusión a la protección que las mujeres campesinas ofrecen a María y José para no ser localizados por sus enemigos y evitar el nacimiento del mesías.
“Las Pastoras” son quienes con sus huellas borran el paso de María y José hacia Belén, donde nació Jesús, sitio que durante la celebración mazateca tiene lugar en la parroquia de los Santos Apóstoles Felipe y Santiago, en el centro de la comunidad.
La noche del 24 de diciembre, las pastoras junto con el mayordomo de la fiesta recorren las principales calles de la población para llegar a la Iglesia principal del municipio.
El recorrido se engalana de la música en vivo de violines y guitarras. El grupo lo encabeza el ejecutante del sonido del caracol para anunciar que el nacimiento está próximo, después un farol en forma de estrella que representa la guía del camino.
Enseguida, las 12 jóvenes ataviadas en doble huipil avanzan a paso lento, mientras que en el andar la comunidad se une para llegar juntos al recinto católico.
Al filo de la media noche, dentro de la iglesia, a un costado de la representación del nacimiento con figuras de cerámica, las pastoras vuelvan a danzar. El baile incluye el momento en que las mujeres arrullan al niño Dios y bailan por la alegría de su nacimiento.
Larga fiesta
El 25 de diciembre continúa el ritual. Las pastoras y pastores realizan un nuevo recorrido por la comunidad, describe el director de cultura.
El día comienza con la visita de las pastoras a la casa del mayordomo, lo más temprano posible. Desde las siete u ocho de la mañana, según lo que se acuerde. El mayordomo ofrece comida y bebida tradicional, entre ellos tamales y popo.
A partir de ahí, los jóvenes comienzan el recorrido hacia cada una de las casas en las que se ofreció pasada a María y José entre los días 16 al 24 de diciembre.
La visita se realiza bailando por las calles y en cada hogar hacen una pausa para comer y beber lo que la familia preparó. También se unen otros habitantes de la población.
El día es largo, pues la fiesta se puede prolongar hasta por 12 horas debido a las largas distancias entre cada casa, así como toman el tiempo necesario para descansar.
Pero la fiesta no termina ahí, este mismo ritual se repite el 6 de enero con motivo de la llegada de los reyes magos.
Esta conmemoración obliga a recorrer los pesebres o casas donde se ofreció refugio a María para dar a luz a Jesús y hasta donde, de acuerdo al pasaje religioso, llegaron tres reyes con regalos para el mesías.
De gala y sencillez
“Las Pastoras” ejecutan este baile ataviadas en dos huipiles. Debajo portan el huipil de diario, con listones de colores vistosos y encajes; por encima portan a medio vestir el huipil de gala, pues lo colocan sobre los brazos para simular con la prenda recogida que sostienen en los antebrazos un bebé.
Son mujeres que caminan descalzas o con huaraches sencillos de cuero. Utilizan un sobrero con listones de colores que caen hasta sus hombros, así como trenzas largas sobre su espalda, en referencia a que son señoritas sin compromisos.
Mientras que los hombres las acompañan ataviados en trajes de mantas, sombrero de palma y pañuelo rojo alrededor de su cuello. También con calzado modesto o descalzos.
De esta práctica, única en su tipo, se conoce y difunde poco en el resto de las poblaciones de la región de la Cuenca, incluso a nivel estatal, reconoce el director de Cultura.
Pese a ello, refiere con orgullo, dentro de la comunidad es arraigado el compromiso con la fe sobre sus creencias religiosas, mismas que en las nuevas generaciones impulsan con mayor hincapié frente a las diversas religiones que poco a poco se han asentado en la población, restando adeptos para la católica.
La Unidad de Culturas Populares de Tuxtepec expone que no cuentan con un registro similar sobre esta fiesta a Jesús en otras partes del estado, ni de la región del sotavento que comparte Oaxaca y Veracruz, incluso ni de otro lugar en el país donde se lleve a cabo con tal exactitud.