Juchitán, sin recursos para combatir la basura
La planta de residuos que costó 47 mdp está parada desde 2015, por falta de financiamiento de las autoridades para su operación
Trepado en el pescante de un desgastado carretón jalado por un caballo que quiere comerse las hojas de los árboles que encuentra a su paso, Genaro García recorre las calles de la Primera y Segunda Sección de Juchitán, ubicadas en el norte de la ciudad. En ese transporte Genaro realiza cuatro viajes y recolecta todos los días un promedio de dos toneladas de residuos sólidos urbanos (RSU), llamados comúnmente basura.
Genaro, de 55 años, es uno de los carretoneros veteranos en este oficio. Explica que esta forma de recoger la basura, mediante una carreta tirada por animales, data de 1988. Treinta años después, los abuelos que iniciaron con triciclos han cedido sus lugares a hijos y nietos, quienes continúan con este método arcaico, a pesar de que Juchitán es la cuarta ciudad más poblada de Oaxaca, pues según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), aquí viven casi 75 mil personas.
Cecilio Villalobos Fuentes dirige desde hace 16 años a unos 200 carretoneros, dice que varios de sus integrantes quieren modernizarse y una opción para lograrlo sería “la modalidad de moto recolectores”; no obstante, explica que para hacerlo necesitarían invertir montos de dinero que ellos no tienen, pues apenas cobran 5 pesos en cada vivienda donde recogen los residuos.
Nadie opera una planta de 47 mdp
Además de los 200 carretoneros que dirige Cecilio y que están organizados en la Alianza de Recolectores de Basura, en Juchitán el servicio también es prestado por cuatro camiones tipo compactadora, dos volteos y tres moto recolectores del gobierno municipal, los cuales no cobran. Entre todos ellos cada día se recolecta entre 150 y 200 toneladas de basura.
Para contener todos esos desperdicios Juchitán cuenta, desde 2015, con una planta de tratamiento integral de RSU, la cual significó una inversión de 47 millones de pesos, provenientes de recursos federales, de acuerdo con el contrato Fonregión MHCJ2 N8923 2015. El problema es que la planta a la fecha no ha iniciado operaciones.
De acuerdo con el coordinador del Foro Ecológico Juchiteco, Gonzalo Bustillo Cacho, la planta sólo se está deteriorando, pues lleva casi tres años expuesta al viento, al sol y las lluvias, mientras en la ciudad la basura sigue tirándose a cielo abierto.
Los 200 hombres que recolectan los residuos en carretones han buscado modernizarse, pero se ven imposibilitados ante sus bajos ingresos. Foto: Alberto López / EL UNIVERSAL
Pero los habitantes de Juchitán no son los únicos afectados, debido a que la obra estaba proyectada para beneficiar a 285 mil habitantes de 11 municipios del Istmo de Tehuantepec. Además de Juchitán de Zaragoza, estaban considerados los municipios de Salina Cruz, Tehuantepec, Unión Hidalgo, El Espinal, Santa María Xadani, Asunción Ixtaltepec, Ciudad Ixtepec, Jalapa del Marqués, San Blas Atempa y Magdalena Tequisistlán.
Para poder echar andar dicha planta de tratamiento, que por ahora nadie opera, las actuales autoridades juchitecas han acudido a Puebla, la Ciudad de México y Querétaro, en busca de empresas especializadas en manejo de residuos urbanos.
Gloria Sánchez López, presidenta municipal de Juchitán, asegura que su gobierno ha buscado concesionar la planta de tratamiento; sin embargo, señala que las compañías especializas quieren cobrar al ayuntamiento hasta 500 pesos por tonelada de recolección. A ese precio el municipio tendría que pagar unos 100 mil pesos diarios sólo para que la ciudad no se ahogara en sus desechos. Se trata, literalmente, de tirar el dinero a la basura.
¿Qué hacer con los residuos infecciosos?
A esta planta de tratamiento que lleva tres años sin funcionar el director de Servicios Municipales, Fabián Vásquez López, suma otras problemáticas.
Dice que después de los sismos de septiembre los directivos de clínicas y hospitales privados piden que las autoridades municipales se encarguen de recolectar los Residuos Peligrosos Biológico Infecciosos (RPBI), como gasas y jeringas, por lo que al final terminan en el basurero municipal junto con otros desechos.
Bustillo Cacho, coordinador del Foro Ecológico Juchiteco, señala que dicha práctica “es irresponsable y pone en riesgo la salud”, pues indica que los RPBI deben tener un destino diferente a los basureros de la ciudad y, por lo tanto, exige a las autoridades locales a buscar un esquema que permita salvaguardar la salud pública.