Ausencia de intérpretes, barrera para atacar cáncer en el Istmo
Pese a leyes de los derechos indígenas, Secretaría de Salud no acata obligación de facilitar traductores, acusa activista
German Ramírez, un traductor intérprete del zapoteco del Istmo de Tehuantepec, certificado con más de 10 años de experiencia, nunca ha sido llamado para asistir a una mujer zapoteca en una consulta en un hospital o clínica de salud, como lo ha hecho incontablemente en el área legal y de justicia.
Esto le ha demostrado que en el sistema de salud la asistencia de las indígenas para entender sus enfermedades es casi nula y es una gran barrera para prevenir enfermedades mortales, pero curables a tiempo, como el cáncer de cérvix.
El capacitador de traductores e intérpretes ha creado más de 100 términos técnicos o especializados en zapoteco para utilizar en los juicios penales y agrarios que atiende, pero sólo ha creado 20 para el tema del cáncer de cérvix y mama, así como enfermedades de transmisión sexual, específicamente para plasmarlos en folletos de explicación de la Secretaría de Salud.
Además, Ramírez considera que los términos de salud son más difíciles de traducir a una lengua indígena, que los legales.
“Para traducir al zapoteco palabras, como el papiloma humano, cáncer, quistes, flujo, son complicadas y no sólo en el zapoteco, también en huave, zoque, mixe, por eso es necesario que existan intérpretes especializados en salud porque en muchos espacios los doctores y enfermeras no son de la comunidad y no entienden o no se saben explicar, eso obliga a la mujer a no regresar”, señala.
Además, en el caso de las mujeres es más eficaz que la asistente sea mujer porque las indígenas de zonas rurales son más reservadas y no confían en contar a un hombre sus dolencias “que ellas llaman de mujer”, este aspecto les brinda confianza y familiaridad.
Doctores hacen ese trabajo
En un recorrido hecho por EL UNIVERSAL en cuatro centros de salud, dos públicos y dos privados de Juchitán e Ixtaltepec, se constató que en ninguno existe la figura de un intérprete, pero al menos un miembro del personal habla la lengua materna: el zapoteco.
En un centro de salud urbano, en Ixtaltepec, una enfermera que quiso omitir su nombre menciona que sólo ella, otra enfermera y un médico hacen la función de traductores, pero reconoció que en otros centros no cuentan ni siquiera con personal hablante, sobre todo en espacios donde sólo atiende un pasante ajeno a la comunidad
“En muchos centros, sobre todo de la región Istmo, existe por lo menos una enfermera o un médico que habla el zapoteco, pero la figura como tal no existe en los espacios de salud, aunque creo que el asunto de la lengua lo dejaría en un segundo lugar, aquí el principal problema es que no existen las herramientas y reactivos para hacerles las pruebas y realizar el trabajo de prevención”, señala la enfermera con más de 20 años de experiencia en el servicio público.
Leyes son “letra muerta”
Irma Pineda, activista por los derechos lingüísticos, es muy crítica al señalar que desde 2003 que se aprobó la Ley General de Derechos Lingüísticos de Los Pueblo Indígenas y la existencia de una Ley de Derechos de los Pueblos y las Comunidades Indígenas del Estado de Oaxaca ambas son “letra muerta” en los servicios de salud porque omiten su obligación de garantizar un intérprete para una buena atención médica y evitar muertes.
“No es suficiente que el personal sepa la lengua del lugar, sino que debe de estar capacitado en los términos para que la paciente entienda adecuadamente lo que tiene y lleve bien el tratamiento. Desafortunadamente, la Secretaría de Salud es la que es omisa en la recomendación de tener intérpretes”, asevera la activista.
Gabriela Navarrete, enfermera y encargada de la clínica privada del Centro de Atención a la Mujer Istmeña (CAMI) en Juchitán, menciona que el territorio huave es el que presenta más casos de mujeres monolingües que acuden al centro y no se les atiende.
“En este año tenemos al menos cinco casos de mujeres de San Mateo del Mar que nos remitieron porque acudieron al centro de salud, pero al no saber el español no pudieron ser atendidas, por eso cuando realizamos nuestras campañas de detección de cáncer de cérvix llevamos una traductora o dos de la lengua materna del lugar porque eso facilita la atención y la prevención temprana”, refiere la trabajadora de salud.