Enfrentan habitantes del Istmo incrementos en canasta básica
Tras el sismo de septiembre aumentaron precios de principales insumos; pese a intervención de Profeco, subió costo de materiales de construcción
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Antes del terremoto, Reyna José comía con 120 pesos al día y compraba carne dos veces al mes, pero ahora no la ha probado porque su costo se elevó, pasó de 100 a 150 pesos el kilo. La carne fue sustituida por el pollo, aunque éste subió de 15 a 60 pesos el kilo y lo consume sólo una vez al mes.
La mujer, de 55 años, gana 50 pesos por cada docena de ropa ajena que lava; tiene que lavar dos docenas al día para juntar para la comida de ella, su hija y su nieta. Si bien le va, a la quincena logra juntar unos mil pesos.
La canasta básica tuvo un aumento para las familias zapotecas damnificadas. Reyna y su familia no toman leche, apenas y llegan a café con pan por las noches, el huevo, frijoles, atunes, arroz es la dieta básica. El sueldo de la hija de Reyna se va casi todo en la renta, que también subió después del sismo; pasó de mil a mil 200 pesos, por la escasez de casas.
“Todo subió, antes comíamos con 120 pesos, ahora llega a 200 pesos al día, no nos alcanza ni para la carne, de por sí, antes casi no la comíamos. La renta de las casas subió porque no hay muchas; de las que se rentaban se cayeron, entonces, las existentes subieron de precio. A todo eso añádele el aumento del gas, la luz y el agua, prácticamente vivir aquí es caro, mucho más caro que antes del terremoto”, detalló Reyna, quien además padece diabetes y tiene que llevar una dieta especial.
De acuerdo con Juan Gilberto Prado Ramírez, presidente de la Cámara Nacional de Comercio (Canaco) de Juchitán, aunque el organismo no posee una cifra concreta, ni porcentajes que evalúen el aumento, tanto de la canasta básica como de los materiales de construcción, sí reconoce que el precio de todo aumentó de forma escalonada por el incremento en la gasolina.
Para las comerciantes del mercado, el aumento de los productos básicos locales se vio reflejado en los primeros dos meses después del sismo
“La canasta básica aumentó a partir de que dejamos de tener mercado, se complicó el que llegaran a reabastecer los puntos de distribución, y con las diferentes variables de la gasolina y demás han tenido repercusión en la economía local. Qué porcentaje del aumento no lo tenemos, pero se empalma de manera natural el incremento de la canasta básica”, explicó presidente de la Canaco.
Para las comerciantes del mercado público, que están establecidas de manera provisional en el parque central de Juchitán, el aumento se vio reflejado los dos primeros meses después del sismo de septiembre con los productos básicos locales, como los totopos, la carne o el huevo, después se fue normalizando, aunque se mantuvo un leve aumento.
“Las bolsitas de totopos, que antes del sismo costaban 50 pesos, llegaron a costar hasta 150 pesos; después bajó el precio, luego subió nuevamente por la falta de hornos, pero gracias a Dios volvió a un precio más justo: 60 pesos. La carne no se niveló, el huevo tampoco, la tortilla menos. Ahorita que hay dinero por los apoyos del gobierno, pues no se siente, pero cuando se acabe se va sentir más el costo”, aclaró Sayra Vega, vendedora de artesanías.
Pese a la intervención de la delegación estatal de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) en la vigilancia de los precios, principalmente de los materiales de construcción, no se logró frenar su aumento ni el de la mano de obra. El pasado 11 de febrero se emitió un acuerdo de que su precio disminuiría, aunque días previos al ajuste se dispararon los costos.
También hubo quejas de ciudadanos por el incremento en la tarifa del consumo de la energía eléctrica de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), aun cuando no habitaban sus inmuebles o fueron derrumbados.
Tal es el caso de Xunaxhi Jiménez, quien presentó su queja ante Profeco por un recibo de deuda de 10 mil pesos, aun cuando demostró que su familia no habitó su hogar por un mes.