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De acuerdo con la API, en una primera maniobra por Ferromex- Ferrosur se movieron 33 góndolas cargadas de tres mil 900 toneladas de trigo hasta el estado de Puebla, y tienen programado una segunda maniobra, en marzo, de otras tres mil toneladas, dejando las restantes cinco mil toneladas en las bodegas para moverlas en transporte terrestre hacia Chiapas.
Rafael Sánchez Mercado, gerente de comercialización de la API, afirmó que aún no tienen una cifra concreta de la derrama económica, pero calculando todo lo que se mueve en torno a los productos: desde que se da la noticia de su arribo, el pago de impuestos y toda la maniobra por cinco días, la derrama aproximada por barco es de 3 millones y medio de pesos.
De manera directa participan en el proceso alrededor de 450 trabajadores y transportistas, multiplicados por tres, de manera indirecta salen beneficiadas al menos mil 200 personas, desencadenando una derrama local.
Para lograr el “embarque piloto” se trabajó durante cuatro años y con muchos obstáculos. Primero se toparon con la negativa del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), de entregarles los permisos hasta que contaran con la infraestructura adecuada para ser un Punto de Inspección Internacional en Materia de Sanidad Vegetal.
El reto es lograr que el volumen anual de las importaciones llegue a las 300 mil toneladas de importación, algo que se tiene proyectado si se mantiene el número de embarcaciones, haciendo al puerto competitivo, pues hasta antes de la reactivación del tren, se movilizaban 60 mil toneladas anuales de maíz en cabotaje, que se trasladaban luego vía terrestre hacia distintos puntos del sureste. Aunque el puerto tiene la capacidad de recibir un millón 200 toneladas de productos al año, sólo se ha llegado a las 500 mil toneladas.
“Tenemos capacidad de respuesta de recibir 500 mil toneladas, lo que no tenemos es infraestructura y equipo especializado (...) El puerto tendrá que transitar hacia su modernización. De un puerto estándar de los años 80, tendremos que pasar a un Puerto Panamax que operaba en los años 90”, agregó Sánchez Mercado.
El proyecto ferroviario en Salina Cruz permaneció suspendido por diversos factores, pero principalmente por la disminución del volumen de carga operado en el recinto; la API confía en que la ZEE ayude en su crecimiento.
Lupita López atiende a los comensales de su restaurante, a unos cuantos metros de las vías del tren, a invitados del gobierno del estado les expresa su entusiasmo por la activación del tren mercantil. Les comparte su añoranza, cuando el puerto recibía mercancía de los Estados Unidos y de otras partes del mundo.
“Recuerdo que en los buenos tiempos, antes de la refinería, (el tren) era lo que nos daba de comer, lo que provocaba la derrama económica, aquí había dinero, pero de repente se fue, dejó de silbar”, comenta la mujer, mientras sirve la comida.
Y mucho tiempo antes de los recuerdos de Lupita, el tren sirvió también para transportar las telas que los buques traían de Inglaterra y Francia, telas que ayudaron a la transformación del traje de la mujer zapoteca a lo largo de un siglo.