Vandalizan Casa de la Cacica, joya colonial del pueblo mágico de Teposcolula

Especiales 29/01/2019 18:15 Ismael García Teposcolula, Oaxaca Actualizada 18:15

Analiza Fundación Harp Helú gastos de reparación en inmueble de valor arquitéctonico

Fotos: Edwin Hernández / EL UNIVERSAL

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En San Pedro y San Pablo Teposcolula, la reminiscencia colonial y prehispánica llena calles, parques y laderas. Se materializa los mismo en  un majestuoso templo dominico del siglo XVI —una imponente mole de cantera con capilla abierta—, que en una joya arquitectónica construida sobre vestigios prehispánicos y que data de la Época Colonial.

Se trata de la Casa de la Cacica, un edificio  que resume el mestizaje de la región: un palacio indígena  donde se tomaban las principales decisiones políticas durante la Colonia. En el año 2002, la Fundación Alfredo Harp Helú comenzó el rescate de este inmueble y las obras terminaron en 2013.

A finales de 2018  esta joya colonial fue mancillada: personas desconocidas vandalizaron su pared exterior con pintas de aerosol. Por las condiciones de los materiales, su recuperación se considera difícil  realizar.

Mezcla de culturas

El  2 de julio de 1566, cuando don Pedro Osorio falleció,  ya no le quedaba ningún heredero. En vida, él y su esposa doña María de Zárate vieron morir a sus propios hijos: primero a don Felipe Osorio, en 1563, y luego a doña Inés.

Fue don Pedro, entonces señor mixteco de Teposcolula, quien ordenó la edificación del inmueble.

Sin herederos directos, el palacio y el señorío de Teposcolula  cambiaron de manos. Sebastián van Doesburg, investigador de la UNAM y colaborador de la Fundación lo describe así: “La casa gobernante de Tilantongo, la más prestigiosa de toda la Mixteca, hizo efectivo su antiguo derecho de intervenir en la sucesión...      don  Felipe de Austria, señor de Tilantongo y viudo de doña   Inés, fue declarado también señor de Teposcolula”.

El investigador detalla que  durante los trámites burocráticos que siguieron a la sucesión que se describe, por primera vez, el palacio al que llegaría  Felipe de Austria como nuevo cacique de la población.

“En este  pueblo de Teposcolula, frontero del monasterio, están hechas unas casas grandes de cal y canto, las cuales se hicieron para don Felipe Osorio, hijo de don Pedro Osorio, cacique de este dicho pueblo, en las cuales murió”.

Según el investigador, la descripción coincide con una antigua sede, hoy  conocida  como Casa de la Cacica, un palacio donde “se fusionaron de manera admirable los diseños y técnicas mixtecos con elementos arquitectónicos españoles” y cuya construcción  “podemos fechar en la década de 1550”.

Era un establo

Isabel Grañén Porrúa, presidenta de la Fundación Alfredo Harp Helú, explica que esa joya arquitectónica permaneció olvidada y fue hasta  2002 cuando  iniciaron las gestiones para rehabilitar el inmueble, tras reconocer su belleza  única.

“Hace casi  20 años fue la primera vez que conocí ese inmueble; caí a sus pies, dije qué es esto, una maravilla, un diamante, uno de los edificios más interesantes que tiene el país, una fusión de las dos culturas, creo que de esos acaso hay dos, uno en Hidalgo, que quedan en pie”.

Detalla que aunque fue construido en el siglo XVI, el palacio cuenta   con elementos prehispánicos y de la cultura española, pese a ello  “había vacas, la mitad era propiedad del municipio y la otra mitad un establo, compramos la mitad restante y la donamos al municipio”, explica.

Tras trabajos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la restauración concluyó en 2013 y fue inaugurado el 12 de enero de ese año.  Por acuerdo con las autoridades y la Fundación Alfredo Harp Helú, se destinaron las áreas a espacio de exhibiciones y una biblioteca infantil.

Además, al considerar que muchos niños y jóvenes aún realizan labores del campo, cuidando animales, se habilitó un corral para chivos en un anexo, para encerrarlos mientras los pequeños disfrutan  de la lectura.

Considerables daños

Fue en  los primeros días de noviembre pasado cuando vandalizaron con aerosol la parte lateral del inmueble, que no cuenta con vigilancia policiaca, pese a ser un bien patrimonial histórico.

“Es una herida que me hicieron en el corazón; es muy lamentable, la piedra de la Casa de la Cacica es muy porosa, antigua; quitar la pintura va a ser un numerito, el INAH dijo que ellos ponían la denuncia porque es un monumento nacional, pero a la que le va a costar es a la fundación, con restauradores, porque no pueden tallar la piedra”, explica Isabel Grañén.

A la fecha no se han iniciado los trabajos de restauración, debido a los altos costos y al trabajo especial que requiere. “No es concebible que un espacio tan hermoso, tan bello, sea motivo de poner ‘Te amo Yesica’. ¡Díselo o mándale una carta!, pero no uses ese edificio para rayonear, es lamentable”, expresa. Mientras, este palacio colonial e indígena  tendrá que esperar para recuperar su esplendor.

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