Trabajo agrícola infantil es “alarmante”
Lo realizan cuatro de cada 10 menores de 14 años, de acuerdo con la OIT.
Oaxaca mantiene índices de trabajo infantil agrícola “alarmantes”, considera un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), pues cuatro de cada 10 niños menores de 14 años lo realizan.
Esta cifra aumenta a la par de la edad de los menores, debido a que su participación en el campo llega hasta 67.4% en el momento que migran hacia otros estados.
Al respecto, el Consejo Nacional de Población indica que del millón 187 mil niños que habitan en la entidad, más de 124 mil de entre cinco y 17 años trabajan, a lo que el Sistema Nacional de Protección Integral de Niños, Niñas y Adolescentes (Sipinna) agrega que Oaxaca la tasa se mantiene por encima de la media nacional que es de 8.6%.
Los vulnerables. El trabajo agrícola infantil no es exclusivo de Oaxaca. A nivel nacional la extinta Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) estimaba que de los 6 millones de jornaleros en todo el país, 27% son menores de entre seis y 14 años, es decir, un millón 620 mil niños, de ellos 500 mil (40%) son indígenas que provienen de Guerrero, Oaxaca, Veracruz, Puebla e Hidalgo.
“Oaxaca y Guerrero son los principales estados expulsores de jornaleros agrícolas que migran temporalmente para trabajar en las grandes empresas hortícolas. Son, a la vez, de los estados más pobres del país. Se calcula que en Oaxaca cuatro de cada 10 campesinos, desde antes de cumplir la mayoría de edad, emigran en busca de trabajo”, cita el estudio del Sipinna, titulado El trabajo negado.
Este estudio sostiene también que la mayor parte de la explotación infantil se da en trabajadores agrícolas en el noroeste del país. Expone que se trata de niños que acompañan a sus padres y trabajan preparando alimentos, lavando ropa o cuidando de los hermanos más pequeños.
Enfrentan, además, problemas de salud como exposición a plaguicidas e insalubridad. “El trabajo en el campo viola en su derecho al juego, al tiempo libre y en el acceso a la educación, ya que viven día a día jornadas laborales que los agotan y compiten con la posibilidad de que estudien”.