Sombreros Charro 24, la tradición que resiste a morir

Es parte de la vestimenta del hombre desde inicios del siglo XX. Actualmente bajó la producción, pues cuesta hasta 2 mil pesos

Foto: Roselia Chaca / EL UNIVERSAL
Especiales 30/07/2019 06:00 Roselia Chaca Juchitán de Zaragoza, Oaxaca Actualizada 06:03

<p>Cuando Miguel Covarrubias describió en su libro “El Sur de México” la vestimenta de los zapotecas del Istmo&nbsp; en 1946, mencionó que la ropa&nbsp; sobria de los hombres se opacaba con un singular sombrero que portaban los ancianos, éste les daba orgullo y que era conocido como&nbsp; Charro 24.</p>

<p>Covarrubias hizo hasta un dibujo detallado del sombrero de fieltro rojo y&nbsp; grueso,&nbsp; con un ala profunda&nbsp; volteada hacia arriba y una copa muy alta de pan de azúcar.<br />
“Este sombrero solía ser demasiado costoso por sus adornos: una cuerda de hilo de plata enroscado&nbsp; del grosor de un cable de barco, usado como cinta de sombrero, con una gran banda de galón de plata colocada alrededor de la copa. Estos&nbsp; sombreros&nbsp; poco usuales llegaron al Istmo hace muchos años y no se encuentran en ninguna parte de México” , describe el investigador en su libro.</p>

<p>De esa descripción nada han cambiado los sombreros que siguen utilizando los principales de los 16 barrios de Santo Domingo&nbsp; Tehuantepec&nbsp; en sus días de fiestas, son los únicos en la región que los utilizan como parte de su indumentaria. Este sombrero&nbsp; lo utilizan&nbsp; algunos hombres&nbsp; como complemento a su ropaje de boda, aunque los que más los usan actualmente son los bailarines de los grupos folclóricos que se presentan en la Guelaguetza.</p>

<p>Al igual que a principios del siglo XX, los elegantes sombreros siguen siendo muy caros, hoy en día llegan a costar hasta 2 mil pesos y los más baratos mil 500, también se debe a que&nbsp; son pocas las personas que los siguen elaborando, lo complicado de su hechura y el material que se utiliza.</p>

<p>En el barrio Laborío de Tehuantepec vive&nbsp; Caty Sibaja, quien&nbsp; lleva más de 32 años elaborando los sombreros tradicionales Charro 24,&nbsp; comenzó cuando uno de sus cuatro hijos empezó&nbsp; a practicar en las muestras dancísticas del pueblo, al ser muy costoso el sombrero aprendió a confecionarlo con la asesoría del primer maestro de danza folclórica de Tehuantepec, Iber Antonio.</p>

<p>Y fue así como comenzó a darse a conocer por las réplicas exactas que&nbsp; hacía del sombrero que alguna vez dibujó Miguel Covarrubias. Por mucho tiempo Caty fue la única que los elaboraba para los principales de Tehuantepec,&nbsp; los bailarines y&nbsp; los novios.</p>

<p><strong>Evoluciona producción</strong>. El sombrero Charro 24 tiene como base un sombrero&nbsp; de palma real de Unión Hidalgo, durante 20 años&nbsp; Caty adquiría el sombrero artesanal con un anciano de Cheguigo en&nbsp; Juchitán,&nbsp; conocido como Ta Migio (Don Remigio). Después de su muerte los sombreros&nbsp; se elaboran en una fábrica de Puebla y se venden en el mercado público de Juchitán. Los actuales sobreros de palma son una mala copia del original porque el ala es más ancha y alta, dice.</p>

<p>La elaboración de un&nbsp; sombrero le puede llevar a&nbsp; Caty hasta dos días, pues primero cura el sombreo de palma, para luego cubrirlo de manta hasta endurecerlo, inmediatamente después&nbsp; forrarlo con terciopelo color vino y por último ponerle&nbsp; los adornos en dorado.</p>

<p>En los buenos tiempos esta zapoteca realizaba al año hasta 50 sombreros, pero con el tiempo y la poca demanda la producción disminuyó de 16 al año a cero. Lo más crítico fue el año del sismo cuando todo se suspendió. En este 2019 apenas se empieza a recuperar.</p>

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