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Con las letras, batalla para eliminar en cada persona el sentimiento de culpa y miedo de hablar una lengua indígena, como le ocurrió a su madre cuando era migrante en Baja California, o el deseo de hablarlo sin prejuicios como ella lo vivió.
“Este premio es un punto de inicio, por 10 años he trabajado haciendo talleres y recitales por cuenta propia, ahora que tengo más posibilidades, con más razón puedo continuar”, expresa Nadia, originaria de La Soledad Caballo Rucio, agencia de Santa María Yucuhiti, y hablante del mixteco.
Los padres de esos niños repiten la historia que Nadia vivió con su madre, quien evitó hablar en tu’un savi frente a sus hijos para que no aprendieran y no fueran discriminados.
Egresada en Pedagogía por la UNAM, recuerda aquel momento en la universidad en que tuvo necesidad de expresarse en su lengua a través de la poesía.
Trabajar para que ninguna persona se sienta ajena a su cultura es su misión. La satisfacción para Nadia no está en el pago económico que recibe por enseñar.
Para la poeta, la remuneración es lograr que los indígenas, de cualquier parte del país, se sientan orgullosos de sus orígenes, que lo vivan, lo hablen, lo vistan, conserven y difundan.
Nadia, reconocida por sus poemas en lenguas originarias, “Cenzontle 2017”, relata que en Ciudad de México trabaja con niños nahuas que desean hablar su lengua. A los lugares, dice, acude por sus propios medios, solventando pasajes y comida.
“No se rindan, hay que luchar”, llama a la juventud, que como ella lo hizo, deben compartir su tiempo de estudio con el laboral; dormir un par de horas cada día, decidir entre comer o comprar material de la escuela; seguir adelante con sus ilusiones o dejar un sueño que parece imposible.
Por ello, la joven que venció las barreras de la discriminación, por ser indígena, joven, mujer y migrante, demanda al gobierno federal entrante que establezca las condiciones para un México más justo para que ningun niño y joven se quede sin estudiar.
“Hace tiempo gané una beca para estudiar en España, por lo que voté en el extranjero por quien ahora es el presidente electo; lo que le pido es que podamos vivir en un México en el que todo joven tenga la posibilidad de hacer su sueño realidad”, menciona.
De acuerdo con la encuesta intercensal 2015 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en México el promedio de escolaridad es de 9.2 años, es decir, poco más de la secundaria concluida.
En Oaxaca el promedio registrado fue de 7.5 años, sólo por arriba de Chiapas que ocupa el último lugar con 7.3 años.
En cuanto al nivel superior, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en su informe de 2017, indicó que México ocupa el último lugar —de los 36 países miembro— con acceso a una carrera universitaria para los jóvenes.