“Tuve que decirle a mis niños: cometí un delito y voy a pagarlo"
Maricruz es una de las 99 internas que tiene el Cerereso de Cieneguillas, Zacatecas, y una de las 48 sentenciadas
Primero tomó valor para separarse de sus hijos y enfrentar la justicia cuando ellos tenían 8 y 10 años de edad. Al estar en prisión, lo más difícil fue encarar la verdad: “No podía mentirles que estaba en una escuela o en un centro de rehabilitación y les dije: Mis hijos, estoy aquí porque cometí un delito y voy a pagarlo”, relata Maricruz Delgado Arroyo, de 44 años.
Maricruz es una de las 99 internas que tiene el Centro Regional de Reinserción Social (Cerereso) de Cieneguillas, Zacatecas, y una de las 48 sentenciadas. De este total, 90 son madres. Cuatro, incluso, tienen sus bebés viviendo dentro de prisión, ya que la Ley Nacional de Ejecución Penal permite su estancia hasta los tres años.
A sus 19 años, la mujer originaria del municipio zacatecano de Río Grande, se casó y emigró a Estados Unidos a hacer su vida en aquel país, donde estuvo 13 años y procreó a sus dos pequeños: Yesica y Jesús.
En 2007 regresó con sus hijos a Zacatecas contratada por una empresa en donde se desempeñó como secretaria, sin embargo a los dos años “se descubrieron muchas cosas [ilegales], que luego se salieron de control” y sin ahondar más en su caso, explica que estaba en Estados Unidos cuando supo que se había girado una orden de aprehensión en su contra por el delito de fraude.
Tras meditar lo que implicaba regresar a la entidad determinó enfrentar la situación: “No me dio miedo. Era un ciclo que tenía que cerrar, porque no quería andar huyendo” y acudió a la Procuraduría General de Justicia para que se le informara su situación jurídica.
Recuerda que ese día llevaba a su hijo y, al presentarse ante la autoridad ministerial, le ejecutaron la orden de aprehensión, por tanto le habló a un conocido para que fuera a recogerlo y se lo entregara a sus padres.
“No me asusté, porque desde el primer momento que tú sabes que andas mal, tarde que temprano va a pasar esto: o vas a parar a la cárcel, al hospital o al panteón. A cualquiera de las tres cosas llevas al destino”, dice.