Los pequeños negocios en los mercados del centro de la ciudad han permitido que la comunidad cubana genere un ingreso a partir de tareas que van desde atender a los clientes hasta cargar mercancía; así evitan caer en la desesperación.
“Somos un atractivo para el lugar”, dice Yanet con sonrisa franca, quien trabaja como mesera en un puesto de comida y que se beneficia principalmente de las propinas, puesto que no es mucho lo que recibe de salario.
El Instituto Nacional de Migración (INM) propone que, al menos, los migrantes retornados a Ciudad Juárez tengan la posibilidad de ser contratados en un empleo formal, una vez que obtengan un permiso que les sería otorgado en cuanto tramiten su Clave Única de Registro de Población (CURP).
El alcalde de la frontera, Armando Cabada, señaló que en la industria maquiladora existen por lo menos 20 mil vacantes disponibles.
No obstante, las empresas no quieren invertir en la capacitación de migrantes porque saben que los trabajadores en ese estatus dejarían la frontera en cualquier momento. Esta incertidumbre puede aminorarse una vez que se conozca a detalle la estrategia que implementará el gobierno federal para dar empleo a quienes esperan su cita ante las autoridades estadounidenses, cuya fecha, en algunos casos, será hasta el próximo año.
Esta semana arribó un grupo numeroso de cubanos que inició el proceso para obtener su cita.
“Antes, a cualquier compatriota le hacían la entrevista de miedo razonable y no dudaban en darle asilo, ahora es distinto”, admite José, quien cada mañana llega al centro de la ciudad para buscar trabajo entre los comerciantes del mercado, quienes lo emplean como cargador o ayudante general.
Sobre este hecho, el titular del Consejo Estatal de Población (Coespo), Enrique Valenzuela, señaló que de los 17 mil migrantes que han llegado a esta frontera en busca de asilo político, por lo menos 80% procede de Cuba.
Destacó que esta población es la que sigue llegando, mientras que los centroamericanos arriban en una cantidad menor.
Sonrientes, los migrantes cubanos le dan un toque de alegría al deteriorado centro de Ciudad Juárez.
Algunos incluso posan sin reparo para las fotografías que les piden en la calle, pues han decidido asumir las circunstancias con buen ánimo, y es que “volver a Cuba no es opción”, admite Marialena, mientras limpia la mesa de una fonda.
“No podemos regresar, esa no es opción, qué vamos a hacer, pues trabajar, echarle actitud y ayudarnos, todos somos hermanos y aquí la gente nos quiere, nos trata bien”, finalizó Yanet.