En homenaje, exigen justicia para alcalde de Tlaxiaco

Rinden un homenaje a Aparicio Santiago y a síndico; diputados de More na piden que crimen no quede impune

En el Palacio Municipal de Tlaxiaco se rindió un homenaje de cuerpo presente al alcalde de Tlaxiaco, Aparicio Santiago, y al síndico procurador, Perfecto Hernández Gutiérrez, segunda víctima del atentado ocurrido el 1 de enero. (EDWIN HERNÁNDEZ)
Estatal 04/01/2019 09:42 Lizbeth Flores Oaxaca de Juárez, Oaxaca Actualizada 09:21

El sonido del cláxon y la música de viento anuncian el cortejo fúnebre del edil Alejandro Aparicio Santiago. La Heroica Ciudad de Tlaxiaco toda está de luto.

Pasan de las 13:00 horas del jueves. La comunidad acompaña a la familia del munícipe morenista asesinado 48 horas antes. Recorren las calles principales de este municipio de la región de la Mixteca para llegar al cementerio.

Al frente, cuatro tráileres, una ambulancia y una patrulla de la policía municipal dirigen la procesión del centro hacia el barrio San Pedro. El Ejército y la Policía Federal vigilan a lo lejos.

La música de la Banda Sinfónica infantil y juvenil abraza el dolor de los familiares y pobladores. El cielo es testigo de su sufrimiento. También del clamor: ¡Justicia!

La bandera de México y una playera sellada con el nombre del edil y del partido Morena cubren el féretro.

"Cuando un gobernante tiene la sensibilidad, para desde el puesto que ocupa, apoyar al desarrollo de las capacidades artísticas y culturales de sus ciudadanos, merece el agradecimiento y cariño de su pueblo", le dicen en pancartas los integrantes de la agrupación musical a su alcalde, que fuera su fundador y a quien ahora despiden con su música.

Tres horas antes, en Palacio Municipal rinden homenaje luctuoso a Aparicio Santiago y al síndico procurador, Perfecto Hernández Gutiérrez, segunda víctima del atentado ocurrido el 1 de enero luego de la toma de posesión del cargo.

Remembranzas acerca de las dos autoridades se oyen frente a sus cuerpos por parte del Cabildo. Reclamos de justicia se escuchan por parte de la comunidad.

"¡El pueblo unido, jamás será vencido!". "¡Alejandro, vive y vive! ¡Perfecto, vive y vive!". "¡Justicia!"... gritan con el puño derecho en alto, horas antes de la sepultura.

El palacio municipal y el parque central están repletos de pobladores. Cabildo, diputados federales y locales de Morena se dan cita y exigen la aplicación de la ley. Que no quede impune el doble crimen, y haya seguridad, coinciden.

"¡Basta, queremos vivir en paz, en armonía!", dice Itzel Torres Espinosa, síndico hacendario, quien durante la ceremonia cívica asegura que el Cabildo dará continuidad al proyecto de gobierno propuesto por el edil fallecido, que incluye el combate a la inseguridad y al comercio informal.

Al mediodía, entre aplausos y coronas de flores salen los féretros del palacio, el del munícipe es llevado a la parroquia de Santa María de la Asunción para la ceremonia religiosa, mientras el del síndico regresa a su hogar, es velado otras 24 horas más; será sepultado el viernes.

Son las 13:00 horas, termina el servicio al interior del templo católico e inicia el cortejo fúnebre del edil.

Alrededor de las 14:30 horas la comunidad llega al barrio de San Pedro a una segunda ceremonia religiosa en el templo de esta zona. Es la tradición en Tlaxiaco despedir con dos servicios antes del sepelio, dicen los pobladores.

Minutos después de las 15:00 horas entre música, ingresa el cuerpo de Alejandro al panteón municipal del barrio de San Pedro. Su tumba está lista, previamente pobladores la han rociado de agua y flores.

Mientras rezan, el féretro junto con una bolsa de color negro con su ropa son enterrados. Rosas rojas y flores blancas son arrojadas a la tumba. Lágrimas por doquier.

Victoria Feria Coronel, esposa del munícipe asesinado, y sus cuatro hijos viven en silencio su pena.

El panteón está lleno de habitantes, quienes al siguiente día enterrarán a su segunda autoridad local ultimada a balazos.

Al mismo tiempo suena la noticia de un tercer político asesinado en el inicio de este año, ahora en la Costa de Oaxaca. El grito otra vez: ¡Justicia!

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