Crónica. Y los priístas revivieron la desangelada protesta magisterial

En el marco de la primera visita del aspirante presidencial, José Antonio Meade, a la capital oaxaqueña, militantes del tricolor estuvieron a punto de enfrentarse con integrantes del magisterio que realizaban una protesta afuera del CCCO

Foto: Especial
Estatal 04/02/2018 17:45 Ismael García Oaxaca de Juárez, Oax. Actualizada 18:04

“¡Acarreados!, ¡Acarreados!, ¡Acarreados!, “Muera el PRI! ¡Asesinos!”.

La tibia protesta de un centenar de maestros contra José Antonio Meade no hubiera pasado a mayores, si no fuera porque los propios priístas prácticamente azuzaron al magisterio y el zafarrancho estuvo a punto de llegar a los golpes.

Fue el primer fracaso del recién ungido operador político del precandidato presidencial, Alejandro Avilés Álvarez. O fue la instrucción que dio el aún ex delegado de la Sedesol a su paisano, allegado y multiutilizado para trabajos poco limpios, Gustavo Díaz Sánchez. El caso es que la pacífica fiesta del priísmo estuvo a punto de terminar en enfrentamiento.

Meade salió temprano de Guadalajara; a eso de las ocho de la mañana arribó al aeropuerto cercano a la capital oaxaqueña; Alejandro Murat, su anfitrión.

Chocolate, pan de yema, memelitas, huevos en salsa, chilaquiles, enfrijoladas con tasajo, parte del desayuno que disfrutó la clase política en el tradicional local “La Florecita” del mercado “La Merced”, en la capital, desde las nueve.

Meade y su esposa Juana Cuevas; Alejandro Murat e Ivette Morán; la dirigencia tricolor, algunos candidatos y parte de la élite artística, representada por Sergio Hernández y Luis Zárate.

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Tras ello vino la ronda de “selfies”, entre puestos de pan y vendedores ansiosos de un saludo, que no llegó. Atentos a la romería tricolor, el secretario de Seguridad Pública, José Raymundo Tuñón, y el comisario capitalino, Jorge Alberto Guillén Alcalá, entre muchos funcionarios, que se escudaron en su día de asueto para acudir a un acto proselitista.

Aunque la seguridad en Oaxaca estuviera en crisis.

--No, no, si acercan, que les partan su madre, que les partan su madre; que no se acerquen.

--Sí, claro, sí como digan.

La instrucción, de Adolfo Maldonado, conocido como “Chiporra”, desde la esquina del mercado “La Merced”. El receptor, Gustavo Díaz Sánchez, edil de Cosolapa, tierra también de Avilés Álvarez; ausente del lugar, aunque pero no del acto priista, otro edil acostumbrado a los golpes, Fredy Gil Pineda.

Y así se hizo. La festiva parada, con marmotas, monos de calenda y mujeres con trajes típicos, además de bandas de música, partió de la calzada de la República hacia el Centro de Convenciones. Felices todos.

En el edificio de la Sección 22, unos cuantos maestros, que primero colocaron una manta en repudio al visitante. Después bajaron a la avenida Lázaro Cárdenas, con media decena de cartulinas.

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11:00 horas. La marcha encabezada por una batucada, jóvenes pintados y en zancos, muchachas en ropas mejores y de llamativos colores, pretendió ocultar a los manifestantes.

Éstos, pancarta en mano, se acercaron al acceso al Centro de Convenciones, gritos de por medio. Gustavo Díaz Sánchez de inmediato se apersonó, gritó, manoteó, intentaba poner orden pero no sabía cómo, mientras que lo rodeaba su grupo de “porros”, dispuestos a todos.

A un lado de él, el director de Tránsito, José Guzmán Santos, que también hacía valla, junto con el comisionado de la Policía Estatal, José Sánchez Saldierna, de civil y de sombrero. Pero nada impedía la protesta que amenazaba con ingresar al recinto.

El reportero de EL UNIVERSAL, Juan Carlos Zavala, grababa. Pero colérico, el edil priista de Cosolapa lo retaba y gritaba a favor del PRI frente al télefono celular.

--¡Oiga! ¡Qué le pasa! ¡Más respeto a la prensa! --un reclamo, pero el dos veces presidente municipal y ex diputado, ni se imutaba y seguía gritando al teléfono, para impedir que se grabara la protesta magisterial.

--¡Oiga! ¡Dígale a ese tipo que más respeto a la prensa! --se le espetó a al funcionario de Tránsito. Sólo encogió los hombros.

A punto de los golpes, la calma llegó cuando ya la comitiva priista había terminado de ingresar. Sudoroso y satisfecho, Gustavo Díaz entró también a vitorear a su precandidato presidencial.

Afuera, el grito magisterial, encabezado por Genaro Martínez y Wilbert Santiago que se quedó con ganas de camorra: “¡Acarreados!, ¡Acarreados!, ¡Acarreados!, “Muera el PRI! ¡Asesinos!”. Adentro, el cuestionado Avilés Álvarez, sonreía.

 

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