Oaxaca, tercer estado del país que depende en mayor medida de las remesas
Las remesas en la entidad oaxaqueña ascienden a mil 420.2 millones de dólares, 9.4% del PIB.
Los estados del país que dependen en mayor medida de las remesas, dinero que envían connacionales que laboran en Estados Unidos a sus familias en México, son Michoacán, Guerrero y Oaxaca, de acuerdo con un informe del Colegio de la Frontera Norte y la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
En Michoacán las remesas ascienden a dos mil 745.4 millones de dólares, el 11 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB); en Guerrero a mil 370.2 millones de dólares, 9.6% de su PIB; y en Oaxaca a mil 420.2 millones de dólares, 9.4% del PIB.
Por otro lado, las entidades menos dependientes de las remesas son Baja California Sur, donde sólo representan el 0.7 por ciento del PIB, Tabasco con 0.7 por ciento y Quintana Roo con 0.8 por ciento.
Como proporción del ingreso de los hogares, las entidades que más dependen de las remesas son Zacatecas, Michoacán y Durango.
El informe forma parte del proyecto de “Políticas multinivel para el retorno y la (re)inserción de migrantes mexicanos y sus familiares”, el cual tiene como objetivo formular una propuesta de política pública multinivel de largo alcance que contribuya a reducir la vulnerabilidad y facilite el retorno y la inserción o reinserción social de las y los migrantes mexicanos que regresan al país procedente de Estados Unidos y de sus familiares.
Entre los resultados de esta análisis se muestra que en el quinquenio 2005-2010 el retorno de migrantes a México fue de 824 mil personas y de 443 mil en 2010-2015, lo que representa un descenso de 46 por ciento; en cuanto al monto de niños, niñas y adolescentes (NNA) nacidos en Estados Unidos que migraron a México con alguno de sus progenitores, el monto pasó de 176 mil a 91 mil, lo que representa un descenso de 48 por ciento.
Posterior a 2015 no se tiene una fuente que ofrezca datos comparables con los anteriores, pero a partir del análisis de datos sobre flujos de migrantes se puede argumentar que entre 2015 y 2018 el retorno se ha mantenido en niveles similares a la parte final del quinquenio 2010-2015, por lo que estima que en el próximo censo de 2020 el monto reportado será menor o igual al observado en la Encuesta Intercensal 2015.
Respecto al impacto económico generado por los migrantes de retorno, éste se refleja en parte en la caída de los ingresos por remesas que reciben los hogares mexicanos y en un aumento de la oferta de trabajo producto de su reinserción al mercado laboral nacional.
A nivel macroeconómico, en 2017 el flujo de remesas en México ascendió a 30 mil 290.6 millones de dólares, equivalente al 2.5 por ciento del producto interno bruto (PIB) del país. A nivel microeconómico, en 2016 el ingreso promedio trimestral de los hogares en México se ubicó en 46 mil 520.6 pesos, de los cuales 344 pesos (0.74 por ciento) corresponden a ingresos provenientes de remesas. Asimismo, de los 33.5 millones de hogares en México, 1.6 millones (4.8 por ciento) reportan que perciben ingresos provenientes de remesas.
“Estos hogares reportan un ingreso promedio trimestral de 35 mil 328.1 pesos, cifra 24.1 por ciento menor al promedio nacional, donde sus ingresos trimestrales derivados de remesas ascienden a 7 mil 223.8 pesos, cifra que representa el 20.4 por ciento de su ingreso corriente”.
Entre los motivos principales por los cuales los migrantes mexicanos en Estados Unidos envían remesas a sus hogares se reporta su uso en alimento y sustento, gastos en salud, construcción o reparación de la vivienda, gastos en educación y pago de deudas. Cabe destacar que a su regreso a México, los retornados traen en promedio consigo 903.1 dólares, cifra que varía de manera significativa entre esta población.
Cerca de la tercera parte reside en localidades de menos de dos mil 500 habitantes, otro 17.5 por ciento en localidades de entre dos mil 500 y 14 mil 999 habitantes, un porcentaje similar (16 por ciento) en localidades de entre 15 mil y 99 mil 999 habitantes, y poco más de la tercera parte en localidades de 100 mil o más habitantes.
A nivel estatal, esta distribución cambia bastante. Por ejemplo, en entidades como Oaxaca e Hidalgo, el porcentaje de quienes residen en localidades de menor tamaño aumenta a 60 por ciento, y en entidades como Baja California, Nuevo León, Ciudad de México y Sonora, estos porcentajes son menores a 10 por ciento.
En cuanto a las y los NNA, la población presenta una estructura etaria con una menor proporción de niñas y niños menores a cinco años, ya que en ese año el 41 por ciento de la población se concentraba en ese grupo de edad y para 2015 se redujo a 21 por ciento (ver gráfica 3). La menor presencia de niños y niñas de esas edades coincide con el hecho de que entre las y los migrantes de retorno también disminuyó drásticamente el grupo etario de entre 25 y 34 años, sobre todo entre los hombres.
“A nivel de las entidades federativas consideramos que el avance es desigual entre las mismas. Existen aquellas con legislaciones aprobadas y políticas en curso organizadas e institucionalizadas (como Jalisco, Zacatecas, Michoacán, Oaxaca, Guanajuato y Sonora), otras con iniciativas en sus Congresos (como Nuevo León y Puebla) y/o solo con programas dedicados a gestionar los recursos de los programas federales y hasta entidades donde no se muestra ningún avance normativo ni institucional al respecto (como Baja California Sur y Sinaloa)”.
En los estados, señala el informe, al igual que a nivel federal, “es clara la falta de una visión integral de la migración internacional que incluya al retorno en relación con el resto de las dinámicas migratorias, con la diferencia que en las entidades federativas el acento está puesto en la emigración mexicana, sea en la relación con la comunidad radicada en el exterior, el uso de las remesas o los migrantes retornados y sus familias”.