Ulises Ruiz y su irreverente sarcasmo

Llegó tarde a la cita, pero el ex gobernador de Oaxaca no perdió su humor negro; hasta se mofó del magisterio

Edwin Hernández
Estatal 06/08/2018 21:57 Ismael García Oaxaca de Juárez, Oax. Actualizada 08:38

No fue puntual a la cita. Llegó 19 minutos después de las 10 de la mañana. Pero sí arribó con su eterno sarcasmo; su ironía no tan fina. “Perdón, venía de saludar a unos maestros; afortunadamente era unos 20, porque si eran 80 mil me iba a tardar”.

Es Ulises Ruiz Ortiz. El apodado “Carnicero de Chalcatongo”. El ex gobernador al que la Sección 22 no baja de asesino y cobarde. Al que las organizaciones sociales quieren ajusticiar desde hace 12 años. Pero nadie lo ha logrado.

Camisa blanca, sin playera interior; pantalón oscuro, mocasines, y sus lentes de siempre: cuadrados. Y sus gesticulaciones de siempre: dedos entrelazados, dedos hacia arriba, dedos cerrados en alto. Manoteos al aire.

Su primer encuentro con medios de comunicación tras dejar la gubernatura en 2010 iba a ser a las 10 horas en el hotel Misión de los Ángeles. La víspera el magisterio se alertó y llamó a bloquear ese establecimiento, en la calzada Porfirio Díaz de la capital oaxaqueña.

Minutos antes de la hora, fue avisada la nueva cita: hotel Los Laureles, donde despachó la mayor parte del tiempo durante el 2006 tras el intento de desalojo, el 14 de junio, de maestros. Y su exilio por el hotel, por Santa María Coyotepec, por algunas regiones de manera furtiva.

Saluda a todos de mano, en un salón privado. Siempre con sonrisa, a veces fingida. Se sienta en medio de la lateral de la mesa, entre colegas, no a la cabeza. Invita a una charla amistosa, no conferencia. Bromea de nuevo. “Vamos a cotorrear un rato”.

Pero la insistencia a una entrevista colectiva le gana. Se paran todos frente a él. “No, de frente no, porque me ponen más nervioso”. Unos 35 minutos de charla, sobre el futuro político, el PRI, el 2006 del que se deslinda.

En eso está la charla cuando empiezan los gritos afuera. 10:40 horas. ¡Asesino! ¡Asesino! ¡Asesino!. El originario de Chalcatongo de Hidalgo y radicado desde su niñez en Juchitán --”estudié ahí en escuelas públicas”--, no se inmuta. Sigue la plática.

Un rato después, mientras Ulises va hacia otra área para una entrevista exclusiva, algunos embozados, presuntamente “cholos”, ingresan al patio del hotel, a unos metros de la conferencia. Los gritos arrecian, sin llegar a la violencia. Se cansan de gritar, unos 15 minutos, y salen. Se cansa la representación del magisterio, con vehículo y bocinas en la avenida San Felipe, en San Felipe del Agua. Y se va.

Ulises vuelve a la mesa principal. “¿Ya desayunaron? ¿Por qué no han desayunado?”.

--¿Usted no va a desayunar? Le responden los periodistas.

--Sí, sí, a mí tráiganme un par de huevitos, a la mexicana…

---Ja, ja, ja, ¿quiere más huevitos?

--¡No, no, ya tengo!

Charla que sigue. Pero lo interrumpen de nuevo. Su colaboradora:

--Oiga, allá afuera está otro grupo de periodistas.

--Pues que pasen hombre, los atendemos. Ah, pero no me va alcanzar para pagar más desayunos. Bueno, los atiendo afuera.

Es “El Carnicero de Chalcatongo”, que paseó, se placeó, planteó su proyecto. Regresó a Oaxaca que gobernó de 2004 al 2010. Ulises Ruiz acompañado de unos pocos de sus fieles, Héctor Gómez Nuñez; en una mesa cercana, Javier Villacaña Jiménez y el contralor José Ángel Díaz, quienes desayunaban por separado y habían llegado minutos antes.

“¿Saben cómo va a terminar Peña? Repudiado. Acuérdense: los carniceros de hoy serán las reses de mañana”, sentencia.

 

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