Como cada domingo, el Arzobispo de Antequera, José Luis Chávez Botello, daba su conferencia de prensa dominical tras la misa. Hoy, la primera del año.

En el ambiente, tensión por las protestas del pasado miércoles de católicos de San Francisco Telixtlahuaca, que exigían la renuncia del prelado. Este domingo se había previsto otra manifestación pública.

“Cuánto daño ha causado la mentira en las comunidades, al dar por verdad, sin discernir, lo que escucha o se publica en redes sociales y en algunos medios de comunicación, invito a todos los católicos a poner frente a la verdad, para aprender a reflexionar, a fortalecer la verdad”, leía Chávez Botello.

El mensaje central de su discurso, al igual que en la homilía, la verdad.

“Es importante el esfuerzo para el cultivo de la verdad en todos los niveles, iglesia, escuela, trabajo. Todo lo que pensamos, decimos y realizamos tiene que ver con la verdad, sin el cultivo de la verdad nunca habrá justicia, paz ni reconciliación social; se agravará cada vez más la corrupción, la injusticia social”…

Reporteros y fotógrafos, atentos al mensaje; alistando también las preguntas con relación a los señalamientos de encubrir a padres acusados de agresión sexual a menores de edad.

Pero apenas terminaba Chávez Botello su lectura, cuando la voz de un hombre lo encaró con respeto:

“Buscamos la verdad; usted habla de la verdad y eso vengo buscando; que me hable con la verdad, cómo fueron las cosas, cómo se desenvolvió la Averiguación Previa; dio su encubrimiento y eso llevó a mi familia a perder el hogar, perder mi vida”…

—Estamos en una conferencia de prensa, no es el momento acá —intentó frenar el Arzobispo.

—No, no, cuando me presenté a pedir audiencia, me respondió que no daba audiencia. Señor, me presento ante usted hoy a pedirle la verdad; por favor hábleme con verdad, quiero verdades de lo que ocurrió…

—Hay instancias dónde arreglar…

—Da usted discursos de familia, de hablar con la verdad, por qué no me habla con la verdad acerca de mi familiar.

—Los expedientes judiciales están abiertos.

El diálogo público, entre el prelado católico y un individuo, que se identificó como Pedro Mendoza, quien reclamaba probable agresión sexual por parte de un cura, Gerardo Silvestre —hoy en la cárcel—, hacia Pedro, también el nombre del menor. Pero no halló respuestas. El jerarca de la iglesia Católica prefirió evadir:

“Esto es lo que entorpece la búsqueda de la verdad, precisamente cuando no hay sinceridad, cuando no hay dialogo, cuando no hay voluntad.. lamento este momento; con los medios, ustedes saben somos abiertos”, terminó Chávez Botello.

Y se retiró con sus auxiliares.

 

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