Migrantes cruzan México, pese a ira de Donald Trump
Al menos mil 200 buscan lograr asilo en EU; las y los migrantes se dispersaron luego de salir de Oaxaca
Durante 12 días, mil 200 migrantes centroamericanos que sobre sus espaldas cargaban como armas sus mochilas, repletas de miedos y sueños, despertaron la furia racista de Donald Trump, presidente de Estados Unidos, que se tradujo en presiones al gobierno mexicano sobre la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y la militarización de la frontera norte.
Todo comenzó el 25 de marzo con un pequeño grupo de 200 migrantes encabezados por Irineo Mujica, director de Pueblos Sin Fronteras, en los límites de México con Guatemala, en Tapachula, Chiapas. No era la primera vez que se organizaba una Caravana del Viacrucis del Migrante, ni la primera que cruzaban el territorio mexicano para llegar hasta la frontera con Estados Unidos.
Los coordinadores nunca imaginaron que durante los siguientes cuatro días el número de centroamericanos iba a rebasar las mil personas. Cuando la cantidad ya era incontrolable perforaban la frontera de Oaxaca.
Entraron al territorio istmeño el 29 de marzo
Muy pocos repararon en ellos, sólo el gobierno federal y estatal los vigilaba de cerca y de lejos. La prensa local e internacional dio detalles. Cruzaron sin problemas los siguientes dos días territorio zapoteca, llegaron el Viernes Santo a Ciudad Ixtepec. Pero el grupo de mil 200 migrantes, con 400 mujeres y 300 niños, empezó a llamar la atención cuando llegaron a Matías Romero la noche del Sábado de Gloria, al ocupar los espacios públicos y mostrar las condiciones infrahumanas en que viajaban.
El 1 de abril, Trump no aguantó más y estalló contra el Estado mexicano acusándolo de brindar protección y ayudar a la caravana a avanzar hacia su frontera, entonces el Instituto Nacional de Migración (INM) se hizo presente. Para entonces, el ayuntamiento de Matías Romero los concentró en el Centro Deportivo Ferrocarrilero Víctor Flores Morales.
La noche del mismo sábado 31 de marzo al menos 400 migrantes varones se treparon sobre La Bestia y partieron hacia Medias Aguas, Veracruz; la intención era avanzar en la caravana hasta llegar a la Ciudad de México.
Las presiones del gobierno mexicano se hicieron sentir buscando la disolución de la caravana, por lo que el INM planteó a los coordinadores disminuir el número de participantes otorgando mil 200 permisos de movilidad por el territorio nacional, por 20 y 30 días hábiles.
Para el quinto día, todos los permisos se habían entregado, firmados por el delegado estatal del INM, Jacobo Rodríguez. Durante la madrugada 75 migrantes se subieron a un autobús de la línea Sur que les proporcionó la Sección 22 y partieron hacia Puebla.
Durante la mañana dos autobuses más se llenaron con 90 personas que pagaron 400 pesos por viajar hacia la Ciudad de México. Unos 150 migrantes, que no tenían dinero, partieron a Veracruz siguiendo las vías del tren.
Otros migrantes que ya estaban en Veracruz se sumaron de nuevo a los restos de la caravana por lo que el grupo de nuevo es de unos 800 cruzando la entidad.
Entre el jueves y viernes unos 600 migrantes arribaron a Puebla y Ciudad de México, donde les han brindado cobijo.