"Oaxaca, un sueño de colores", arte que surgió desde la cárcel

La decisión de otorgarle el triunfo al artista, elegido entre más de 60 participantes, coloca a Víctor como parte de la historia reciente de Oaxaca, pues es la primera vez que un artista privado de su libertad, gana un distintivo convocado por el gobierno.

Foto: Ismael García
Estatal 11/03/2019 19:01 Christian Jiménez Villa de Etla, Oax.- Actualizada 15:30

Víctor M. G. tiene 34 años de edad, es originario del municipio de Ejutla de Crespo y su pintura ganó el concurso del gobierno estatal para representar la imagen de la Guelaguetza 2019.

La obra "Oaxaca, un sueño de colores", la elaboró en pastel y carboncillo y la pintó desde su reclusión en el penal de Etla.

La decisión de otorgarle el triunfo al artista, elegido entre más de 60 participantes, coloca a Víctor como parte de la historia reciente de Oaxaca, pues es la primera vez que un artista privado de su libertad, gana un distintivo convocado por el gobierno. "Se lo dedico a mis padres... por ellos me mantengo en pie", dice.

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Desde el encierro al que se encuentra desde hace cinco años, en el Centro Penitenciario de Etla, Víctor confiesa en entrevista con EL UNIVERSAL, que el arte ha sido una válvula de escape de la realidad que enfrenta, pues asegura que fue inculpado de un delito que no cometió y por el que se encuentra en proceso legal.

Es arquitecto de profesión, sin embargo, recuerda que su mamá dibujaba y él, desde los cuatro años, sintió afinidad por el arte.

Su madre le regaló una libreta de gran tamaño en donde comenzó a explorar sus habilidades en el dibujo. Después se enlistó en cursos de cerámica y dibujo; su hiperactividad, lo obligó a tomar diversas clases para mantenerse activo.

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"Mis papás jamás se preocuparon por mi rendimiento en la escuela... desde la preparatoria fui independiente y tuve promedios destacados", recuerda. Víctor culminó su formación profesional con un promedio de 9.1 y se tituló como arquitecto con mención honorífica.

Durante su desempeño profesional, estableció un despacho arquitectónico con una ex compañera de la universidad, con la que realizó diversos proyectos urbanos de negocios y dependencias. También trabajaba en el municipio capitalino realizando proyectos de desarrollo urbano, además, es socio de una empresa de transporte que fundó con su hermano.

"Después llegué aquí (al penal) y se me truncó la vida", asegura. No obstante, su estancia en el Centro de Readaptación no frenó su entusiasmo, pues insiste en que su mamá le enseñó a no tener miedo a nada. A lo largo de su estancia en el penal ha sido profesor de educación media superior, maestro y recientemente se inscribió para estudiar la licenciatura en Derecho.

Buscando actividades para aprovechar su tiempo en reclusión, empezó a practicar lo que había aprendido de niño. Su hermano y sus padres lo motivaron a volver a explorar el arte. Víctor apunta que durante su formación profesional hizo algunas obras, pero sólo fueron para regalarlas a su madre.

Actualmente, el centro penitenciario cuenta con un cuarto pequeño en donde se resguardan las obras de pintura y escultura que Víctor ha realizado. Madera, óleo, carbón y masa italiana, son las herramientas que han servido para dar vida a piezas que hablan, en su mayoría, del calvario que ha enfrentado durante su proceso legal.

Triunfo inesperado

Víctor se enteró de la convocatoria y preguntó al director del penal si podía participar. Entregó su currículum e inició, de acuerdo a los parámetros establecidos, el proceso de creación de su pieza. "Una persona cuando dibuja, expresa sus sentimientos. Yo trato siempre de dar un mensaje. Para mí Oaxaca es felicidad y ahorita, felicidad no tengo", declara.

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Luego de tomarse un tiempo para pensar la idea que plasmaría, eligió representar los bailables más representativos de la Guelaguetza y los colores que para él son los que predominan en el ambiente oaxaqueño. "Para mí la Guelaguetza es como un sueño, algo que recuerdo de mi infancia. Un sueño no es nítido, es algo pixeleado. Por eso elegí figuras abstractas", explica.

Escogió también tonos verdes para representar a la cantera, el amarillo que hace referencia al maíz y figuras sin rostro, pues "para mí una persona sin rostro, demuestra igualdad, sin rasgos, razas o complejos", precisa. No recuerda exactamente cuánto tiempo le tomó realizar la pintura, pues resalta que en el encierro en el que vive, el tiempo transcurre de forma distinta.

Lo que sí rememora con claridad, es que los últimos retoques los hizo el día límite para entregar la obra, que le dio al director para que completara el trámite para participar. "Para mí fue un gran reto. Recibir la noticia de pasar el primer filtro, fue una gran satisfacción", agrega.

La noticia sobre el triunfo, la recibió cuando estaba realizando en línea el examen de ingreso a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a través de la cual cursará su segunda licenciatura. Fue la subsecretaria de Prevención y Reinserción Social, Concepción Tovar Monreal, quien le dio la noticia, a quien agradece que a través de la Secretaría de Seguridad Pública se impulsen acciones de reinserción social.

Aunque el triunfo en el concurso para representar con su trabajo a la "máxima fiesta de los oaxaqueños", despertó el interés sobre su historia, Víctor asevera que participó sólo por el deseo de hacerlo y no para obtener algún beneficio en el proceso legal que enfrenta. "Cuando supe que había ganado, lloré de felicidad y le pedí a la subsecretaria que le agradeciera al gobernador (Alejandro Murat) por haber sido tomado en cuenta a pesar de ser una persona privada de la libertad", recalca.

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