“Yo salí a buscar patrullas en la madrugada y todos estaban escondidos, no había ni uno, ninguno (...) los que nos cuidan, no estaban”, reclama entre llantos Virginia, la doliente madre del joven futbolista frente al cuerpo inerte de su hijo, colocado sobre una mesa con una sábana encima, un balón de fútbol a un costado y rodeado de flores y veladoras.
“Saben lo que hicieron”, secunda otra mujer que acompaña el cuerpo y una tercera, exige el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, que voltee su mirada a lo que ocurre en Vicente Camalote, comunidad de la Cuenca del Papaloapan que ha quedado rehén de la violencia que se vive a diario en la frontera de Oaxaca y Veracruz.

El dolor de Virginia crece a momentos. Alcanza su pico cuando recuerda que su hijo acariciaba su sueño de ser futbolista profesional, pues ya jugaba en la tercera división de los Rayados de Tierra Blanca, equipo veracruzano que condenó el crimen.

Además, el gobernador Alejandro Murat ya tuvo comunicación con la madre del joven y le aseguró que tiene todo el apoyo de su administración. También se comprometió a que el crimen no quedará impune y que “se aplicará todo el peso de la ley contra quien resulte responsable”.
La fiscalía también informó que Alexander caminaba con otros ocho adolescentes cuando le dispararon a la cabeza desde una patrulla, uno de los cuales también resultó herido y está internado en el Hospital de Tuxtepec, donde recibe atención médica especializada.

Como la policía municipal dejó de recorrer aquellas calles tras el asesinato de Alexander y la detención del presunto responsable, la Secretaría de Seguridad Pública (SSPO), y la Guardia Nacional, reforzaron la vigilancia e instalarán filtros de control por un tiempo indefinido, pues la zona donde asesinaron al joven cuando iba a la tienda, se considera de alta incidencia delictiva.