En 10 años han muerto 50% de los manglares en Zipolite
Comuneros acusan invasión de tres humedales; se levantaron hoteles y condominios.
El plano de delimitación de la zona marítima terrestre que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) realizó en 2002 para marcar la zona federal de playa es muy clara en sus trazos para señalar los tres humedales que sirven como barreras naturales para los habitantes de Zipolite, este famoso destino turístico de la Costa oaxaqueña.
Benjamín Martínez López, representante de Bienes Comunales de Zipolite, agencia de San Pedro Pochutla, extiende sobre toda la mesa el mapa. Sus dedos los pone sobre cada una de las zonas consideradas humedales: la laguna del Amor, la del Arroyo Bomba y la de frente a Lo Cósmico.
Pese a la delimitación de Semarnat, Benjamín reconoce que hace más de 12 años la misma comunidad permitió que particulares foráneos invadieran zona de reserva natural para desarrollar sus hoteles, afectando la fauna y la flora nativa de estos tres humedales, que también actúan como filtradores naturales de agua.
Los comuneros lamentan que ya no se puede hacer nada en las zonas invadidas, pero hacen un llamado a las autoridades para que no se permita más devastación.
Explica que en 2002, cuando el desarrollo turístico comenzaba a despuntar en la comunidad, las autoridades agrarias de Zipolite pidieron el plano federal del kilómetro y medio de playa y las 30 hectáreas que le pertenecen a 53 comuneros. Fue entonces cuando los mil 500 habitantes, en asamblea, determinaron que los tres humedales fueran declarados de manera interna como Reserva Natural Protegida y así se estableció en documentos de la comunidad.
A pesar de ello, el 11 de junio del 2006 comenzó al primera invasión en la laguna de Arroyo Bomba, cuando un supuesto propietario, llamado Gregorio Ramírez, lo vendió a una persona avecindada de nombre Jorge Moreno, quién cercó toda la laguna. Esto obligó a los comuneros a organizarse y recuperar el manglar, que luego fue vendido a un desarrollador que construyó los condominios Monarca.
Como resultado de la edificación del complejo la laguna fue invadida en 50% de su extensión, por lo que sólo se puede apreciar una parte seca a un costado de los condominios.
“La laguna Arroyo Bomba fue nuestra primera invasión, la obra estuvo suspendida por dos años, pero al final lograron ganar y construir pagando una multa millonaria. Hubo contubernio con las autoridades federales, en el mapa se ve claramente la invasión y Semarnat no hizo nada”, lamenta Benjamín.
La segunda batalla fue la defensa de la laguna frente a Lo Cósmico. Aquí una tercera parte del manglar fue invadida, por lo que se presentó una denuncia en abril de 2016 ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa); en ella se acusaba al hotel Noga por desequilibrio ecológico y daños al ambiente, pues quitó manglares y removió selva baja caducifolia sin tener autorización en materia de impacto ambiental.
En respuesta, los responsables de la obra presentaron una queja ante derechos humanos contra los comuneros por supuestas agresiones. La construcción del hotel se concretó y se redujo el humedal.
Creciente invasión
Según datos de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) en 1979 en Oaxaca existían 28 mil 501 hectáreas de manglares y para 2015 éstas se habían reducido a 18 mil 690, de las cuales 634 se consideraban como “perturbadas”. De ese total sólo 2 mil 44 hectáreas son zona federal protegida, mientras que ni una sola tiene protección estatal.
México se encuentra entre los cinco países del mundo con mayor extensión de manglares distribuidos en los 17 estados costeros del país. Para el año 2015 se han registrado 775 mil 555 hectáreas de manglares, que representan aproximadamente el 5% de la cobertura total mundial.
Para la Conabio los principales agentes de cambio que afectan al manglar y conducen a su transformación son las actividades agrícolas-pecuarias y el desarrollo de infraestructura por su intensidad de cambio. Dentro de éstos destacan las granjas acuícolas y estanques artificiales, zonas en construcción y zonas turísticas, como el caso de Zipolite y sus tres humedales.
El estudio expuso que se estima que el manglar perturbado se puede recuperar paulatinamente en un periodo aproximado de cinco años, principalmente cuando el agente de disturbio es natural.
En el caso de Zipolite, durante la última década sus habitantes han visto como se redujo hasta 50% la extensión de manglares, por eso solicitaron el 25 de enero a las nuevas autoridades federales retomar la petición de realizar el deslinde de la zona federal marítima terrestre que comprende los humedales costeros.
“De lo invadido ya no podemos hacer nada, pero queremos que ya no sigan las invasiones, queremos este deslinde para prevenir su deterioro, fomentando la conservación de lo que queda. Podemos tener desarrollo económico y ser amables con la naturaleza”, enfatiza el líder comunal.