“ Hay una guerra contra los pueblos indígenas”: Gilberto López y Rivas

La consulta está para quien quiera realmente cumplirla. El problema es que no cumple ni en forma en contenido, apunta

Foto: Archivo/ El Universal
Estatal 13/09/2019 14:26 Juan Carlos Zavala Oaxaca Actualizada 14:26

Aunque desde hace 18 años no se ha creado en el país la Ley de Consulta Indígena, el profesor-investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Gilberto López y Rivas, sostiene que sí existe un marco internacional plasmado en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de 2007.

En ambos documentos que México ha firmado, señala, se establece sobre cómo deben realizarse las consultas a los pueblos originarios en proyectos o acciones que afecten sus territorios y patrimonios tangibles e intangibles: previas, informadas, de buena fe, vinculantes y culturalmente adecuadas.

“El problema no es la consulta en sí, sino como se utilizan o manipulan supuestas consultas para llevar a cabo los megaproyectos que se intentan reimpulsar nuevamente con este gobierno”, advierte.

Por ejemplo, explica, se están realizando supuestas consultas en el Istmo de Tehuantepec para la imposición de megaproyectos, consultas para una reforma constitucional en materia de derechos indígenas y se desarrollaron otras para el proyecto integral de Morelos cuatro días después de que asesinado el activista y opositor a este proyecto, Samir Flores Soberanes.

“La consulta está para quien quiera realmente cumplirla. El problema es que no cumple ni en forma en contenido. Y entonces se llevan a cabo consultas a modo, sin información alguna, preparadas de antemano por el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) u otros organismos. Lo que resulta en una burla total de ese derecho a la consulta de los pueblos originarios”.

El investigador titular del Centro Regional INAH-Morelos, quien ha tenido una activa vida política en la cual destacan su participación en el movimiento estudiantil de 1968, denuncia que en estas consultas se compran voluntades para que se favorezca a una empresa minera o la instalación de parques eólicos, y cuando no lo logran recurren a la violencia, las amenazas y los asesinatos de los opositores.

Por ello, afirma, que las consultas que se realizan actualmente son una simulación total del derecho a la consulta de los pueblos originarios; la normatividad existe, lo que no hay es la voluntad política para respetar ese derecho.

Sobre la propuesta del presidente de la república de recortar en 40 por ciento el presupuesto para el INPI, opina que siempre ha estado en contra de esta institución desde que se creó como Instituto Nacional Indigenista.

“Nosotros lo llamábamos como el Ministerio de las Colonias Internas; siempre nos opusimos al indigenismo porque el instituto era un aparato de gobierno destinado a manipular, mediatizar, cooptar, confrontar, expropiar a los pueblos indígenas bajo una visión integracionista y paternalista, en el mejor de los casos paternalista.

“Con el recorte presupuestal solo va a alcanzar para pagar los sueldos de la más alta burocracia del INPI. De tal manera que sigue siendo un aparato manipulador como se ha probado durante este gobierno por las consultas que ha realizado”.

Gilberto López recalca que el INPI ahora es el brazo político de la “Cuarta Transformación” en lo que corresponde a los indígenas para que pasen “sus megaproyectos de muerte”; mientras que la Guardia Nacional es su instrumento o aparato de fuerza para imponerlos.

La Guardia Nacional, como lo comprobó Sósimo Camacho – dice – no está concentrada en los lugares de mayor incidencia del crimen organizado o de los carteles o con mayor incidencia del delito, en donde están precisamente es en los estados donde hay la resistencia contra los megaproyectos como Chiapas, Oaxaca, Guerrero.

Para el investigador no hay una contradicción o paradoja en el discurso oficial que por un lado enarbola a los pueblos indígenas a través de su folclor y por otro, desestima las leyes y viola reiteradamente sus derechos: “Es un discurso supuestamente en donde se dice que primero los pobres y en los hechos es una guerra contra los pueblos indígenas, ya ni siquiera la paradoja existe”.

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