El sol no es complaciente con nadie después de las ocho de la mañana. La temperatura, superior  los 35 grados, rebota en el pavimento de la avenida principal de Collantes. El sudor arropa a todo aquel que no está acostumbrado al calor del trópico y  se atreve a transitar lejos de las sombras de las casas y los árboles de este pueblo negro, orgulloso de su pasado de esclavos africanos.

A  pesar de estar aclimatadas  a las altas temperaturas, Diana, Anahí, Mayra, Elizabeth  y Sonia, encuestadoras del Instituto Nacional de Estadística y  Geografía  (Inegi) y mujeres  afro de esta agencia de Pinotepa Nacional, el municipio  con mayor población negra de Oaxaca,  se refugian  bajo un árbol mientras organizan su jornada  laboral en las 46 comunidades  que les corresponden.

Sus sombreros y chalecos cafés  y  las mochilas con el logo del Inegi en la espalda, las distinguen a lo lejos y les abren las puertas de las viviendas. En Collantes todos las conocen, así que eso les facilita el levantamiento de los cuestionarios. Comienzan a  las siete de la mañana cuando la brisa del mar aún aliviana los pasos y terminan a las ocho de la noche, cuando el bochorno nuevamente se apodera del ambiente.


La importancia de ser contadas 

En la coordinación del Inegi en Pinotepa Nacional a la que pertenece Collantes,  Estefanía Sánchez Visario, enlace de comunicación  de la  zona Costa, informa que para  30 municipios     hay 527 personas laborando en el censo, de las cuales 384  son encuestadores, 80%  mujeres. 

De esta totalidad,  30% son afromexicanas, como estas cinco jóvenes  que se encargan de hacerle   a sus vecinos la pregunta de autoidentificación para reconocer su raíz negra: ¿Por sus  antepasados y de acuerdo  a sus costumbres y tradiciones, se considera afromexicano o  afrodescendiente?

Esta pregunta, que por primera vez se incluye en un censo del Inegi, es  una de las más importantes para estas mujeres que están sensibilizadas sobre la  necesidad de ser contadas como integrantes de la comunidad afro, después de haber logrado, en  2019, el reconocimiento constitucional como resultado de más de 20 años de lucha. 

1.3 millones de personas se  reconocen como afros a nivel nacional, de acuerdo con datos del  Inegi de 2015

En las comunidades 100% negras, como  Collantes, Corralero, La Cañada,   La  Boquilla   y  Morelos la pregunta puede ser  obvia y  hasta tonta para algunos: —¿Pues no ves en dónde estamos? Soy negra. Aquí en el pueblo todos somos negros y negras,  responde con picardía  Divina Cisneros  a la joven.

Anahí Hernández, una de la entrevistadoras del Inegi,  asegura que no es la única  que le ha respondido así. Otras mujeres le señalan los chinos del cabello o  le extienden la mano para que vea el color oscuro de su  piel para remarcar su identidad. Aunque también, dice,  se ha topado con  personas que no se asumen afro.

“Sí nos han tocado casos en los que  la persona dice que no se considera negra a pesar del color  de su piel y sus rasgos, pero si no se reconoce como  afromexicana, así lo anotamos en el cuestionario. También, nos ha tocado gente de piel blanca que se asume y reconoce como afro, porque viven desde hace años en la comunidad y conocen todas las costumbres, y si dice que es afrodescendiente, así lo registramos” , explica Elizabeth Cisnero,  supervisora del grupo de encuestadoras.   


Foto: Edwin Hernández

“Negra hasta la muerte”, le responde fuerte e hilarante Azela Dominga Oliva,  de  La Boquilla, a Mariela Zaguilan  Daza, la encuestadora, quien   también es originaria de la comunidad, así que en el pueblo  todos la conocen y, como la autoridad ya informó del censo, la esperan y hasta salen a buscarla  para llevarla a sus viviendas.

“En el pueblo de unos   600 habitantes todos han respondido que son negros. No responden afromexicano, sólo dicen negro o negra  y lo dicen con orgullo, aquí nadie se avergüenza de la palabra”, explica Mariela a EL UNIVERSAL  durante su recorrido por esta agencia de Huazolotitlán.

A media hora de Collantes está la comunidad de La Noria, para llegar hasta aquí, todos los días Mayra Herrera recorre un camino  polvoso. En este lugar la mayoría de  habitantes son mixtecos y  un pequeño porcentaje son afro.

“A veces, los indígenas no dudan y responden que son mixtecos o hablan una lengua; en otros casos, tengo que explicar el concepto de ‘afrodescendiente’, porque el termino ‘negra’ lo identifican bien ya que  tiene que ver con el color y los rasgos, pero el ‘afrodescendiente’ o ‘afromexicano’ es un término  ajeno a ellos, además de que  va más allá del color”, argumenta Mayra mientras equilibra el paso en las desiguales  calles de tierra.


¿Funcionó la campaña?

A 10 minutos de La Boquilla está Morelos, otra  agencia de Santa María Huatzolotitlan. Aquí los mototaxistas de la comunidad reparten  folletos de la campaña   nacional AfroCenso MX.

Cuando uno de ellos identifica  por la calle a la encuestadora  Yarely Guzmán Silva, la detienen y le  ofrece uno de los cuadernillos  desarrollados  por el Colectivo para Eliminar el Racismo en México (Copera), en colaboración con Conapred, el Senado de la República y  organizaciones civiles.

Además, Yarely  describe que en algunos hogares  le preguntan que si el censo es el que sale en la televisión.

“En esta población me ha tocado que están más enterados de la pregunta, hasta folletos reparten en donde a la población  afromexicana   se le invita a identificarse de manera afirmativa en el censo. Es muy emocionante ver que muchos saben de este logro”, comenta la joven encuestadora.


Foto: Edwin Hernández

De acuerdo a la Encuesta  Intercensal de 2015 del Inegi, en el país se reconocen como afromexicanos  poco más de  1.3 millones de  personas en 20 entidades. Oaxaca ocupa el segundo lugar  nacional con el mayor número de personas, con 196 mil  en 69 municipios costeños,  sólo superada por Guerrero, con  229 mil  personas.

Rosa María Castro, representante de la Asociación de Mujeres de la Costa de Oaxaca (AMCO) y una de las voceras de    AfroCenso MX, espera que esa cifra se duplique por  la campaña que se realizó a favor de la autoidentificación y que más de 2 millones de personas se reconozcan como afrodescendientes. 

Sin embargo, dice que ha reportado   al Inegi   dos casos en Puerto Escondido en los que el encuestador no realizó la pregunta,  dando por hecho de que no son  afro por tener  piel clara, por lo que teme que esto se repita en algunas zonas lejanas a  los pueblos negros.

196 mil personas afrodescendientes hay en Oaxaca, por lo que es el segundo estado con mayor población negra.

No es la única. Diana Pinacho, integrante del colectivo Huella Negra, señala  que han recibido quejas desde Baja California, Guanajuato, San Luis Potosí, Veracruz,  Ciudad de México y Estado de México, respecto a que los encuestadores no están realizando la pregunta sobre la identidad afro, pues en algunos casos las personas se ofenden, por lo que han decidido omitirla. 

“Es muy grave porque justo en la primera vez que aparecemos en el censo, se está omitiendo información y a personas”. Para Diana, que alguien  afro no se reconozca como tal se debe a que las campañas estuvieron mal planeadas y los materiales no salieron a tiempo, por lo que   la  información sobre las afrodescendencias no fue suficiente.   


Foto: Edwin Hernández

 Edgar Vielmar, director general de Estudios Sociodemográficos del Inegi, le da la razón. Explica que ha sido un reto que los ciudadanos en la mayor parte del país entiendan la pregunta de autoadscripción, sobre todo porque la palabra ‘afrodescendiente’ o ‘afromexicano’ no es muy conocida, lo que ha llevado a encuestadores a sufrir presión de  entrevistados molestos.

“Algunos se molestan porque la encuesta se realiza a cada habitante  de la vivienda, entonces dicen: ‘¿Qué no entiendes? Te dije que no’. Eso presiona al encuestador y, ante el miedo de perder una entrevista, no hace énfasis en la pregunta”, argumenta.

Vielma abunda que, además, hay hogares donde les causa risa, por lo que considera necesario que el Estado comience desde las escuelas a enseñar  que existen los afromexicanos: “Debemos de pensar en lo educativo,  enseñar a los niños que  en México  existe este  grupo, que lo reconozcan y  se haga común el término”, finaliza.

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