Aún esperan reclasificación de 300 viviendas tras el 7-S

Nadie del gobierno, ni federal ni estatal, les ha informado cuándo y cómo pagarán el segundo censo, del que nadie puede comprometerse a que algún día llegarán los apoyos

Foto: Archivo EL UNIVERSAL
Estatal 16/10/2019 06:28 Alberto López Morales / Corresponsal Juchitán Actualizada 10:32

Dos años después del terremoto que la obligó a vivir en una casa provisional donada por el gobierno de la República Popular de China, sin luz ni  agua, Sebastiana recibió la visita de dos mujeres  enviadas por la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) y  la Comisión Nacional de Vivienda (Conavi), que le ofrecieron reclasificar los  daños de su vivienda de parcial a total.

—Llegaron a mi casa y al ver las condiciones en las que vivía desde el sismo, no sabían qué decirme. Sólo dijeron que no podía seguir así porque la casa china era provisional. Se disculparon porque me dieron daño parcial, a sabiendas que mi casa se había caído con el temblor, explica esta mujer zapoteca  ilusionada de que esa visita la ayude a reconstruir su vivienda.

El 7 de septiembre pasado, EL UNIVERSAL contó la historia de Sebastiana Celaya Luis, quien a dos años del sismo no había recibido recursos ni del primer censo ni del  segundo de marzo de 2018, y por ello  seguía viviendo en esa pequeña casa plástica color azul,  bajo  lluvia, calor, viento y sin luz, agua ni servicios sanitarios.

“No tenemos palabras para decirle lo que sentimos. Usted no puede seguir viviendo así. Vamos a reclasificar el daño de su vivienda”, recuerda que  le dijeron las dos mujeres que la visitaron.

Ahora Sebastiana espera que le informen cuándo enviarán a los técnicos verificadores para que estimen cuánto dinero le darán para que termine de construir su casa.

Otras 300 historias

La historia de Sebastiana y el error en la clasificación de los daños de su vivienda se repite 300 veces en Juchitán.

A la oficina de la regiduría de Obras Públicas del ayuntamiento siguen llegando damnificados que preguntan cuándo pagarán el apoyo de quienes fueron enlistados en el segundo censo, pero también hay quienes todavía piden la reclasificación de los daños de su vivienda.

“Nos gustaría que tanto la Sedatu como la Conavi instalaran en Juchitán una oficina para que respondan a todas las dudas de los damnificados”, dice el regidor de Obras Públicas, Rubén Hernández Simón, quien señala que en esta ciudad zapoteca hay 300 solicitudes para la reclasificación de daños a  viviendas.

José Luis Jiménez Castillo, coordinador regional del programa federal Bienestar, confirma estos datos. Dice que del segundo censo se enlistaron 5 mil 179 damnificados, de ellos 838 tienen pérdidas totales y 4 mil 341 presentan daños parciales, aunque de ese subtotal 300 reclaman la reclasificación de daños.

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“Los damnificados están desesperados porque a quienes ya les entregaron las tarjetas aún no les depositan, porque los asistentes técnicos que contrataron Sedatu y Conavi para verificar los daños andan atrasados en la entrega de sus estimaciones”, agrega el regidor de Obras. 

Al retraso, explica, se suma  la molestia de la gente que no ha recibido ningún apoyo, porque nadie del gobierno, ni de nivel federal ni estatal,  les ha informado cuándo y cómo pagarán el segundo censo, del  que nadie puede comprometerse a que algún día llegarán los apoyos. 

Sobre las 300 solicitudes de reclasificación de daños, el  funcionario municipal dice que ni Sedatu ni Conavi le han informado al ayuntamiento juchiteco si se realizarán.

“Conozco el caso de  Sebastiana, a quienes ya visitaron y le ofrecieron la reclasificación, pero nada más. No sabemos si van a reclasificar los daños de los otro 300 damnificados”, dice.

Ángela Celaya, hermana de Sebastiana, es otra de  las mujeres damnificadas que esperan la reclasificación de daños para su vivienda que se quedó sin techo y presenta cuarteaduras y  severas fracturas en las paredes donde antes tenía dos cuartos, la sala, el baño y la cocina. Desde hace dos años vive en una casa de campaña.

Dentro de ese pequeño espacio  solamente cabe un colchón, donde tiene cobijas, almohadas y  un ventilador. Nada más. Su esposo, artesano de la orfebrería de fantasía, y su hijo duermen en hamacas colgadas en el patio cubierto con dos lonas, para protegerse del sol o la lluvia.

“Me dieron daño parcial desde el primer censo de 2017 y con los 15 mil pesos que recibí, compré cemento para hacer bloks, algo de varilla y se acabó el dinero. Espero que me ayuden a terminar la casa, mi familia y yo no podemos seguir viviendo en el patio”, dice  Ángela, quien ayuda a la economía familiar tejiendo camisas y blusas, frente a su casa de campaña al lado de las márgenes del río Las Nutrias que atraviesa Juchitán.

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