El paraíso muxe no existe
Los crímenes de odio no son algo nuevo para esta comunidad, ni la impunidad que prevalece.
Corría el año de 1938 Juchitán era un pueblo polvoso, regido por una justicia de “ojo por ojo” y “por propia mano”, un machismo recalcitrante, una comunidad zapoteca en donde la homosexualidad era cosa privada. En ese ambiente vivió Manuel Vásquez, quien fue asesinado por su propio padre y hermanos.
A Manuel lo ataron entre tres hombres. Él no pudo defenderse y sí lo hizo, no sirvió de nada. Atrancaron bien la puerta y las ventanas de la casa de teja. Adentro, Manuel gritaba. Los golpes lo dejaron moribundo.
Era el castigo por un presunto robo de ganado, cuya ganancia compartió con un supuesto amante. Ese fue el pretexto para que sus dos hermanos y su padre lo agarraran a garrotazos.
Los crimenes de muxes siempre existieron en la historia moderna de los zapotecas del Istmo, pero sólo se han documentado en los periódicos.
Previamente, los varones de su familia lo encerraron en la cárcel municipal, el tío fungía como comandante de la policía local. Él era un criminal para sus verdugos de sangre, no había perdón: era muxe.
Nadie denunció a los tres hombres por el daño que causaron al muxe de la Quinta Sección.
María, su hermana, relató a sus 80 años el crimen con la voz entrecortada en una vieja grabación que el escritor zapoteca Víctor Cata posee y que forma parte de una serie de recopilaciones realizadas hace 15 años, las cuales reconstruyó como cuentos cortos para un proyecto de libro sobre muxes asesinados en Juchitán.
Dijo que a su madre se le prohibió visitarlo, sólo tenía permitido enviarle comida a su hijo que fue acogido por una vecina. Ahí vivió sus últimas semanas antes de morir.
Su progenitora sólo pudo velarlo en la troje, su cuerpo no descansó en el altar familiar ni en la casa de los santos mayores; los asesinos no lo permitieron.
María contó que su madre murió de tristeza y dolor. Sobre la vida de Manuel se habla aún en voz baja entre los familiares.
Los crímenes de muxes no son nuevos, siempre existieron en la historia moderna de los zapotecas del Istmo, como el caso de Manuel, el problema es que no están documentados en libros, quizás en periódicos, pero muchos como crímenes pasionales que quedaron en eso y no como asesinatos con tintes homofóbicos.
Los más difundidos
Varios son los crímenes de odio que han sacudido al Istmo y que han tenio gran difusión en los medios de comunicación en los últimos 10 años.
Según datos de la Vicefiscalía de Justicia de la región, se tiene registro de al menos cinco muxes asesinadas; dos casos en Juchitán, el de Elvis Aníbal Santiago Medina y Adán Sánchez López, que causaron indignación por la forma en que fueron torturados.
Adriana Fonseca, como se hacía llamar Adán, fue asesinada el 12 de marzo. Los detalles del cuerpo violentado lo dieron los periódicos de la región. Las páginas policiacas describieron que Adriana fue encontrada en un lote baldío del fraccionamiento La Riviera, con la cabeza aplastada por un block y una varilla atravesada en la mejilla.
Se supo después, por los comentarios de terceros, pero nunca se constó en investigaciones oficiales, que la asesinaron más de tres jóvenes de su sección, la Novena. La asfifixiaron con una bolsa y la golpearon entre las tumbas del panteón Miércoles Santo, en el barrio de Cheguigo. Nunca se supo la verdad.
La indignación del asesinato obligó al entonces procurador de justicia del estado, Evencio Nicolás Martínez Ramírez, reunirse con los representantes de diversas organizaciones y comprometerse a realizar las investigaciones pertinentes, pero nunca se castigó a nadie.
Niza, como se conocía a Elvis Aníbal, fue atacada la madrugada del 28 de abril de 2012. Esta muxe de la Séptima Sección fue encontrada alrededor de las siete de la mañana en la carretera que conduce a la agencia de Playa Vicente. Dos días después murió a causa de las lesiones en el Hospital General Macedonio Benítez Fuentes.
Por la muerte de Niza se inició el legajo de investigación 671/JU/2012 por el delito de homicidio doloso, se detuvo al mottotaxista Jonás Pérez Hernández por los hechos después de ser señalado por testigos. Después de un juicio oral salió libre.