A las lenguas originarias las mata la discriminación
La poeta hace un llamado a los gobiernos “para que pongan atención en las políticas públicas orientadas a combatir la discriminación, el racismo y el desprecio”
En la Lotería en zapoteco, que nació a fines del año pasado en el municipio de Unión Hidalgo, aparecen imágenes de animales, flores y objetos, como ngupi (armadillo), yaxhu (aguacate), guisu (olla), bidaani (huipil) y yaga ziña (palma). Con el juego, los niños se divierten aprendiendo su lengua materna.
“Fue idea de Gabriel Sánchez y elaboramos las cartas con las figuras y sus nombres en zapoteco, lo hicimos porque, realmente, nos preocupa la pérdida de nuestra lengua materna entre los jóvenes y los niños”, explica José Arenas López, integrante del Colectivo Bini Cubi (Gente Nueva).
En ese contexto y en el marco del Día Internacional de la Lengua Materna, que se celebra el 21 de febrero, la vicepresidenta del Foro Permanente en Cuestiones Indígenas de la ONU, la poeta juchiteca Irma Pineda Santiago, no duda en señalar que la discriminación es una de las causas que debilitan y propician la extinción de las lenguas maternas.
“La discriminación fomenta el racismo y el desprecio hacia las comunidades indígenas y su lengua materna, e impide la elaboración de políticas públicas que favorezcan su desarrollo. Hace que el sujeto se avergüence de su origen y de su lengua, y no sólo deja de hablarla, sino que ya no se la enseña a sus hijos”, reflexiona.
En México, recuerda la poeta y escritora didxazá, el debilitamiento de las lenguas originarias comenzó con el proceso de castellanización, en el siglo XX, cuando desde la Secretaría de Educación Pública (SEP) se lanzó la cruzada “contra la ignorancia y el analfabetismo”. Paradójicamente, fue el oaxaqueño José Vasconcelos quien estuvo al frente.
Desde el Foro Permanente sobre Cuestiones Indígenas de la ONU, Irma Pineda señala que se hace un llamado a los gobiernos “para que pongan atención en las políticas públicas orientadas a combatir la discriminación, el racismo y el desprecio”, pero también pide que se ejerzan acciones para evitar el debilitamiento y extinción de las lenguas.
“El año pasado hubo modificaciones al artículo tercero constitucional, se incorporaron dos conceptos que deben aterrizar a la realidad. Ahí se estipuló que en las comunidades indígenas se debe impulsar la educación intercultural y plurilingüe; sin embargo, falta formar a docentes en esas materias, para que puedan enseñarlas en las escuelas”, explica.
La poeta destaca, además, las acciones que han propuesto docentes de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), con el Plan para la Transformación Educativa de Oaxaca (Pteo), que busca reforzar el conocimiento de las lenguas.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en Oaxaca había, hasta 2010, un millón 685 mil 186 personas mayores de cinco años que hablaban alguna lengua indígena. Las que tienen más población son el diidzazá (zapoteco), con 371 mil 740; el tu’un savi (mixteco), con 2644 mil 47; el mazateco, con 175 mil 970, y el ayuuk (mixe), con 117 mil 935.
Irma Pineda también valora la iniciativa “Las lenguas toman la tribuna”, impulsada por el director de Culturas Populares de la Secretaría de Bienestar, Mardonio Carballo, que consiste en abrir el espacio a un hablante en la apertura de cada sesión ordinaria de la Cámara de Diputados federal.
Acciones de esa naturaleza, dice, ayudan a combatir la discriminación y a fortalecer la lengua. A lo que se suman esfuerzos de colectivos del Istmo que, mediante música, rap, murales y juegos, invitan a “valorar la importancia de las lenguas maternas que nos dan vida, sabiduría y pertenencia étnica. No debemos dejar que nuestras lenguas mueran”, dice.
Y justo en esta fecha, Gabriel Sánchez, del colectivo Bini Cubi, informa que solicitarán el apoyo del DIF, de dependencias estatales y federales, así como de quien quiera sumarse, para hacer una tercera reimpresión de la Lotería en zapoteco, para su distribución masiva y gratuita en las escuelas de la región.