Juchitán.— En la noche del 27 de marzo pasado, dos personas identificadas como Fernando y Jesús murieron calcinados luego de que la camioneta en la que viajaban sobre la carretera Transístmica fue impactada por una pipa que transportaba turbosina. En ese mes, también se registró la volcadura de otro autotanque cargado de gas avión, sobre la misma vía.
En junio de 2021, pobladores de La Reforma se alarmaron tras la volcadura y posterior incendio de un autotanque cargado con 25 mil litros de gasolina, conocido como AMLOpipas, sobre la carretera Panamericana; viajaba en la cola de un convoy de 12 “salchichas”, escoltado desde Salina Cruz a Oaxaca por la Guardia Nacional (GN).
Durante marzo de 2019, los fuertes vientos provocaron la volcadura de un trailer sobre la Panamericana, tramo La Ventosa-La Venta; el conductor de una pipa que se dirigía a la zona oriente del Istmo intentó evitar el choque, pero su unidad salió de la carretera, se impactó contra una torre de alta tensión de la CFE que se incendió, interrumpiendo el suministro eléctrico.
“La verdad, sí nos preocupa la frecuencia de esos accidentes desde 2019 en las carreteras Panamericana y Transístmica, porque a 300 kilómetros a cualquier dirección de Juchitán, solamente se cuenta con una estación de bomberos, que es la nuestra, en toda la región istmeña”, dice el director de los apaga llamas de esta ciudad zapoteca, Francisco Vásquez Jiménez.
Especialistas en temas de protección civil que pidieron el anonimato explican que cuando empezaron a circular las pipas adquiridas por el gobierno de López Obrador para combatir el robo de combustible, aumentaron las volcaduras e incendios de autotanques de una o dos “salchichas” con capacidad de hasta 75 mil litros de petrolíferos.
Desde la Terminal de Almacenamiento y Distribución (TAD), que opera Petróleos Mexicanos (Pemex) en Salina Cruz, y desde la TAD de Pajaritos, Veracruz, cada 24 horas son despachadas unas 240 pipas a diferentes destinos que transportan unos 27 productos altamente peligrosos, como gasolina, turbosina, diésel y amoniaco, según fuentes de Pemex.
A principios de los 90, la preocupación de las comunidades se centraba en las más de mil 500 viviendas, de acuerdo con censos de Pemex y autoridades municipales, ubicadas cerca del Derecho de Vía de los ductos petroleros que van por el corredor transístmico y que transportan crudo, amoniaco y gasolinas. Un auténtico polvorín.
Con el crecimiento poblacional registrado en los últimos 30 años, así como el aumento en la demanda de hidrocarburos en nuevas estaciones de servicio y el envío de esos productos por pipas para inhibir el huachicoleo, ahora las carreteras Panamericana, Transístmica y Costera son más peligrosas, enfatiza Vásquez Jiménez.
“Las estaciones de bomberos que existen en el Istmo son insuficientes para atender en tiempo y forma cualquier conflagración que ocurra lejos de los 10 municipios de nuestra área de influencia. En tiempo, porque difícilmente se podrá cubrir un siniestro a 200 o 300 kilómetros de nuestra sede y en forma, porque hay que capacitarnos ante desastres químicos”, dice.
Lamentablemente, indica, son las mismas autoridades federales las que violan la reglamentación sobre el transporte terrestre de materiales y residuos peligrosos, que prohíbe la circulación en caravanas en carreteras federales, como lo hacen ahora las pipas adquiridas por la 4T para llevar sus productos, desde Salina Cruz o Pajaritos a la Terminal de Almacenamiento y Distribución de la ciudad de Oaxaca.
“Sin suficientes estaciones de bomberos (la única que opera en el Istmo es la de Juchitán, con excepción del equipo que Pemex tiene en la refinería) y con incrementos en la circulación de pipas en las carreteras Costera, Panamericana y Transístmica, en cuya zona norte son constantes los derrames de gasolinas, el riesgo para las comunidades es mayor”, expresa.
