Campesinos del Istmo de Oaxaca padecen robo de componentes de riego; los venden al fierro viejo
Son mil 200 usuarios de los Distrito de Riego 019 los que enfrentan esta problemática con la delincuencia, a lo que suman 140 kilómetros de caminos destrozados y en abandono total, acusan
Juchitán.— Unos mil 200 usuarios de los módulos 10, 11 y 12 del Distrito de Riego 019, campesinos productores de maíz, sorgo y ganaderos de Juchitán, enfrentan el robo de los componentes de las compuertas de los canales de irrigación, como cortinas, discos, llaves y volantes, que son rematados como fierro viejo en el mercado negro.
Esos robos, explican por separado los representantes de los módulos referidos, Domingo Castillo, Javier Vásquez y José Luis Castillo, así como los 140 kilómetros de caminos cosecheros destrozados, “son resultado de la desatención gubernamental en todos sus niveles. Los hombres del campo estamos viviendo una circunstancia muy difícil, abandonados”.
Obet Fuentes Trujillo, secretario del Consejo de Vigilancia del módulo 12 y campesino, señala que sin compuertas completas, el agua se desperdicia.
“De las principales afectaciones que tenemos los campesinos juchitecos está el desperdicio del agua porque se roban la cortina, la llave, el disco y el vástago o válvula de las compuertas y los usuarios de cada módulo compramos o mandamos hacer en los talleres las piezas robadas”, detalla Fuentes Trujillo.
Los responsables de uso y operación
Antes de 2004, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) era la dependencia responsable del uso y manejo del agua de la presa Benito Juárez, de la conservación y mantenimiento de las obras, como los canales de riego, las compuertas y los caminos cosecheros, la reglamentación de los módulos y la administración de los recursos. Todo eso se acabó.
A partir de ese año, la comisión transfirió a los usuarios de los 12 módulos que existen en el Distrito de Riego 019 toda la operación que le correspondía, recuerdan los presidentes de los módulos 10, 11 y 12. Por eso, cada módulo cobra 50 pesos por hectárea por el consumo de agua.
De los recursos que obtiene cada módulo, unos más otros menos, en proporción de lo que se paga por la superficie irrigada, los directivos cubren los costos de conservación y mantenimiento de los canales, así como el pago de la renta de la oficina, canaleros, personal y consumo de agua de los usuarios.
“En el caso del módulo 10, donde estamos unos 110 usuarios que regamos mil hectáreas, donde se siembra el pasto en su mayoría y en menor proporción cultivamos maíz y sorgo, mensualmente le pagamos 8 mil pesos a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) por el permiso de riego y lo que sobra se utiliza para necesidades de los canales”, dice Domingo Castillo, presidente del módulo.
“La recaudación que se realiza en cada módulo por las cuotas de riego que aportan los usuarios no alcanza para cubrir las necesidades. El gobierno se desprendió de líos al transferir la administración y operación de las unidades de riego a los campesinos y ahora, lamentablemente, nadie nos escucha”, comenta Javier Vásquez.
Entre los tres módulos de riego que operan en los campos de esta ciudad zapoteca del Istmo de Tehuantepec existen 140 kilómetros de canales, algunos revestidos con cemento y otros de tierra sin revestir, que en todo el año se cubren de maleza y requieren limpieza.
También enfrentan invasiones
“Además de la falta de recursos para la conservación y mantenimiento de los canales y de la ausencia de las fuerzas de seguridad para que frenen el robo de los componentes de las compuertas, tenemos el problema de las invasiones en el derecho de vía de los canales de riego”, precisa el presidente del módulo 12, José Luis Castillo.
Las invasiones son de personas que reclaman viviendas, dice, pero también de talleres mecánicos, vulcanizadoras, lavado de autos, entre otros, que derraman sus residuos a los canales, que también arrastran aguas negras. “Además, en los tres módulos contamos con 14 kilómetros de caminos cosecheros que están destrozados y dificultan extraer la cosecha”.
Cada año, por las lluvias, el abandono y el paso constante de todo tipo de vehículos que los usan como ruta alterna, los caminos se dañan; “los usuarios, con nuestros volteos y maquinaria, le ponemos cementante para dejarlos en condiciones regulares, pero hace falta la ayuda de las autoridades. Con canales enmontados y caminos dañados, la producción agrícola sufre pérdidas”, señalan.
Anualmente, una sociedad denominada La Asociación, que en teoría representa a los usuarios de los 12 módulos del Distrito de Riego 019, distribuidos en unos nueve municipios de la planicie istmeña, recibe 12 millones de pesos por la venta de agua a Petróleos Mexicanos, para la generación de energía de la refinería de Salina Cruz. “Nada nos toca de esos ingresos”, lamentan los representantes de los módulos 10, 11 y 12.