Pablo Morales Carrera inicia el con el encendido de las velas y empieza a colocarlas en una de las tumbas del panteón de Huautla de Jiménez, el humo del copal invade toda la atmósfera. A su alrededor hay autoridades municipales, personas de la comunidad y un grupo numeroso de niños.

Son las 12:00 horas del 27 de octubre de 2025; hora en que empieza la llegada de las almas de las personas que ya han fallecido. Pablo Morales, no se considera un curandero, pero encabeza la ceremonia porque ha heredado por generaciones en su familia el conocimiento relacionado con las festividades de muertos.

Foto: Edwin Hernández EL UNIVERSAL
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A diferencia de otras poblaciones, en la nación mazateca las almas empiezan a llegar cinco días antes del 1 y 2 de noviembre, y vuelven al inframundo hasta el 5 de noviembre de cada año. Para los mazatecos, es la festividad más importante del año.

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La fiesta inicia con un ritual en el panteón municipal con el que se pide permiso al “padre sol” y a la “madre tierra” para abrir los cuatro puntos cardinales y permitir el regreso de las almas de sus antepasados.

“Que vengan las esencias de nuestros antepasados para continuar nuestra lucha y continuar nuestra educación, nuestra formación para continuar nuestras cuentas astronómicas, nuestras cuentas calendáricas que nos dejaron”.

Foto: Edwin Hernández EL UNIVERSAL
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Valeriano García Martínez, integrante de una asociación cultural de Huautla de Jiménez formada en 1996 para dar continuidad a su cultura y lengua materna, explica que el ritual se hace con la finalidad de encender las 13 velas a partir de las 12:00 del día.

“Aquí es el ombligo del Panteón, donde se depositan las ofrendas de los que los huesos, o sea, los huesos que van sacando, los restos humanos que van sacando a la gente”, apunta.

A esta hora, detalla, empieza a bajar la energía, las ánimas o las personas que ya fallecieron hace mucho tiempo.

Las 13 velas tienen un significado similar, dice, a la colocación del arco que representa el portal o puerta por donde ingresan las ánimas, y que también lleva 13 ramilletes de flores; quiere decir también, agrega, el vaso celestial del sol.

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Este ritual continúa con la transformación de niños y niñas en huehuentones, personajes ataviados con máscaras, sombreros, y tambores que danzan al ritmo de la música tradicional de estas comunidades de la mazateca de Oaxaca.

Posteriormente, alrededor de las siete de la noche, grupos de huehuentones adultos llegan al panteón de Huautla de Jiménez para prestar sus cuerpos a las almas de las personas fallecidas, y que puedan disfrutar de las ofrendas que sus seres queridos han preparado para ellos.

Foto: Edwin Hernández EL UNIVERSAL
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“A partir de las seis de la tarde nuevamente se juntan todos los grupos que participan este 27 de octubre en la entrada del Panteón en donde colocan velas desde abajo hasta arriba, entonces los huehuentones llegan a transformarse acá, a colocarse la máscara, transformación se dice, no se dice disfraz porque es una danza muy sagrada”, Valeriano García.

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