En Juan Diegal, comunidad de la Costa de Oaxaca, fuerza de Agatha dejó a 28 familias sin nada; piden auxilio
Tras perder prácticamente todo lo que el trabajo de años les ayudó a construir, habitantes de Juan Diegal denuncian que no han recibido ayuda institucional; necesitan primordialmente alimentos
San Pedro Pochutla.— Las luces azules y rojas de la sirena de una patrulla que recorre una ciudad sumida en las sombras son las únicas que rasgan la oscuridad de una de las noches más negras que se recuerdan en Pochutla, municipio de la Costa de Oaxaca conocido por su color y su fiesta, pues el paso del huracán Agatha, que tocó tierra aquí e impactó su territorio con toda su fuerza, lo dejó en silencio.
Así se observa en Juan Diegal, una de las comunidades que vive con mayor pobreza en este municipio y donde sus 28 familias perdieron prácticamente todo lo que el trabajo de años les ayudó a construir.
Fotos: Fernando Miranda
En esta localidad, enclavada en la parte alta de Pochutla, la fuerza del agua y el viento golpeó poco después de las 3:30 de la tarde del lunes, pero fue hasta las ocho de la noche cuando el miedo los hizo abandonar sus viviendas y buscar refugio en la cabecera municipal.
Salieron en medio de la lluvia
Aurora Alonso Bastida habla con voz firme. Explica que aunque todos lograron salir en medio de la lluvia torrencial, las viviendas y los animales que tenían los dan por perdidos.
“Aquí son como 28 familias, todas las casas fueron totalmente destruidas. Gracias a Dios las personas lograron salir, pero todo se perdió. Yo había puesto un comedorcito, para ir sacando para nuestros hijos, y ahora todo lo perdimos”, lamenta.
La mujer de 39 años narra que al principio ella y su familia decidieron permanecer en sus casas, pese a los anuncios de las autoridades para dejar la zona, por considerarse de alto riesgo; sin embargo, cuando la fuerza del agua fue incrementándose al tocar tierra y la resistencia de sus viviendas se fue menguando, decidieron dejar su patrimonio, salir y buscar refugio. Fue así que, en medio de la tormenta, entre el lodazal y la crecida de arroyos, unas 23 personas de Juan Diegal, incluidos 12 niños, recorrieron dos horas a pie hasta llegar al albergue.
“Nos íbamos a quedar, dijimos: ‘Tal vez sí aguante, primero Dios’. Pero se empezó a derrumbar el paredón atrás y tenemos los postes de alta tensión. Dios no lo quiera se derrumbaban más, se vienen los postes y se muere alguien adentro, y en medio de toda el agua”, cuenta la mujer a EL UNIVERSAL.
En total, estas familias soportaron casi cinco horas de viento y y lluvia amontonados en una pared de la única vivienda de material y concreto de Juan Diegal, hasta que el miedo y el recuerdo de lo que vivieron con los huracanes Carlota y Paulina los hizo abandonar sus casas y buscar otro refugio.
Como ellos, al menos 100 personas huyeron en medio de la tormenta para guarecerse en la cabecera municipal, principalmente en el albergue que las autoridades instalaron en la Casa de la Cultura.
Feliciano Cruz Martínez, tesorero municipal, explica que pese a que se realizaron llamados por diferentes medios para desalojar las zonas vulnerables, al principio sólo 30 personas llegaron al albergue, pero el número se fue incrementando conforme aumentaba la fuerza con la que se manifestó Agatha.
“Se contabilizan más de 100 personas las que tuvimos resguardadas en la noche. Después del paso del huracán, fueron llegando más y más, porque tuvieron pérdidas o inundaciones en sus viviendas o porque no tenían un espacio para estar”, señala el funcionario.
Se han contabilizado 11 muertos y 33 desaparecidos
El gobierno municipal explica que el primer corte de daños arroja que las pérdidas son principalmente materiales, láminas, tinacos, inundaciones, etcétera. Aunque reconoce que ya hay información sobre la muerte de dos pequeños que quedaron sepultados en un derrumbe. Datos del gobierno de Oaxaca indican que, hasta ahora, el huracán ha dejado 11 personas muertas y 33 desaparecidas.
En Pochutla los daños abundan, pero se concentra en las zonas más vulnerables, así como en áreas de playa como Zipolite y Puerto Ángel, pero también Zapotengo, así como la zona alta, ahí donde las personas viven en los cerros y las laderas, esas mismas que se reblandecieron y se vencieron, boqueando los caminos y dejando incomunicada a esta localidad.
Pero hasta el mediodía del martes, en Pochutla todo era incertidumbre y ni el funcionario municipal ni las familias tenían certeza del grado de devastación que dejó esta tormenta, pues no se han restablecido las comunicaciones y el municipio no tiene energía eléctrica desde que el huracán golpeó tierra.
"Ninguna autoridad se ha acercado"
Josefina Melchor Díaz, una de las primeras habitantes de esta comunidad y quien ha vivido en Juan Diegal por más de 50 años, cuenta que hasta el momento, tras pasar la noche en el albergue y volver a ver qué quedó de su vivienda, ninguna autoridad se ha acercado a ofrecer ayuda. Sobre todo, dice, necesitan láminas y alimentos, para dar de comer a los niños.
“No han llegado ni con maseca o un kilito de tortillas, uno que es pobre es bien agradecido. Ahorita conseguimos un kilito de frijol y es lo que ya tenemos en la lumbre para darle de comer a los niños”, señala.
Pese a ello, dice que lo único que agradece es que Agatha no llegó con truenos y rayos, como llegó Paulina hace 25 años, pues además de que el riesgo es mayor, no habría tenido forma de calmar el miedo de sus hijos y nietos.
Demetrio López, otro de los habitantes con más años en al comunidad es más severo. Reconoce que las autoridades pasaron a tiempo, pero ellos se confiaron, tratando de amarrar los techos y las láminas con alambras y mecates.
“Pasaron a tiempo, pero nosotros confiamos en la casita, pero pues no aguantó. No nos quisimos salir y cuando nos quisimos mover, ya no había paso para el carro y nos tocó todo el huracán caminando”, recuerda.
En lo que todos los habitantes coinciden es en el llamado de auxilio a las autoridades, pues la veintena de familias se encuentra sin techo, con la certeza de que seguirá lloviendo.