
“Estuvo horrible, toda mi vida he vivido aquí y nunca había pasado. Todo empezó tranquilo, parecía que el río no iba a crecer. En otros huracanes que hemos pasado, como que va lloviendo y nos va avisando. Vas a ver y sí, ya está creciendo el río. Ahora fue cuestión de minutos”, narra Blanca Santiago, de 31 años, quien agrega que el río arrasó con motocicletas, autos y casas. “Hay personas que se quedaron sin nada, sólo se quedaron con lo que tenían puesto”, apunta.
Parada en una ramada, junto a su hijas y sus nietas, mientras descansa de sus turnos para palear el lodo que sepultó su patrimonio, Rosa Arango, de 57 años, explica que el río se metió a toda la comunidad en menos de media hora, aunque las familias afectadas son aquellas que levantaron su patrimonio en sus márgenes. En su caso, además de ropa, muebles y viviendas, la familia perdió aves de corral y ocho de sus 12 borregos.

“Fue horas después de que entró el huracán, de un jalón, como una ola de mar”, describe.
El hombre explica que la iniciativa de auxiliar a esta comunidad se debió a que de aquí son muchos de sus trabajadores.
“Sí vinieron algunos marinos, pero es mucho; [ayudar] fue iniciativa mía y de los patrones, tratamos de apoyar en eso”.

Al principio, el ingeniero dividió a los trabajadores en parejas para que apoyaran a la mayor cantidad de familias, pero se percataron que las viviendas de las orillas del río vivían la situación más desesperada, por lo que se concentraron en cinco cuadrillas y solicitaron la ayuda de la maquinaria, pues a mano sería imposible. Pese a ello, los hombres se detienen apenas unos minutos y siguen paleando hombro con hombro con las mujeres y hasta niños.
“Nos fue muy mal, perdimos todo, Barra de Copalita nunca había vivido algo así. Aquí nací, me tocó Paulina, pero entonces no creció todo [el río], ahora se metió a casi toda la comunidad, fue diferente”, dice Rosa Arango, mientras muestra que toda su ropa, sus documentos, muebles y aparatos eléctricos, que han sido liberados del lodo, tratan de ventilarse. O al menos lo intenta, porque la lluvia para por ratos, pero no se detiene.

Además, agregó que se sigue rescatando a personas atrapadas y se ha intensificado la búsqueda de las desaparecidas; es por ello que a cifra oficial de las pérdidas humanas se actualizó a nueve fallecidos y cuatro desaparecidos. A su vez, la Sedena detalló que ha desplegado a 2 mil 684 elementos, ocho helicópteros, cinco aviones y 120 vehículos de tierra que cubrirán todas las rutas.