Hijos de doble nacionalidad: otra cara del éxodo migrante que llega al Istmo de Oaxaca

El flujo migratorio de niños con doble nacionalidad comenzó en un Haití devastado por el terremoto de 2010, cuando miles de familias buscaron refugio, ahora, muchos de ellos viven en México

Hijos de doble nacionalidad: otra cara del éxodo migrante que llega al Istmo de Oaxaca
Foto: Claus Mendoza
Estatal 07/08/2022 10:54 Alberto López Actualizada 10:54

Tapanatepec.—  Entre  los migrantes que llegan al territorio oaxaqueño se comenta que con ellos viajan los integrantes del éxodo de la doble nacionalidad, otro de los rostros de la migración que empieza a visibilizarse con las caravanas masivas atoradas en las costeras ciudades chiapanecas de Tapachula y Huixtla.

Los que forman el éxodo de la doble nacionalidad, cuentan agentes migratorios y elementos del grupo de salvamento Beta, son los hijos de mujeres cubanas y venezolanas, niños que nacieron en  países como  Brasil, Chile o Colombia. Sus madres huyeron agobiadas por la violencia, hambre y desempleo.

Antonio y su esposa Flor, un matrimonio que prefiere que no se den a conocer sus verdaderos nombres, lo dicen sin reparo: abandonaron su natal La Guaira, Venezuela, por hambre y desempleo. Desde mediados de 2020 llegaron a Quito, capital de Ecuador, país donde vivieron en medio de la precariedad y donde también nació su pequeña hija Frida, que apenas el pasado 27 de julio cumplió un año, cuando pernoctaban a la intemperie en la carretera Panamericana, rumbo a Tapanatepec

 

 

Frida no tuvo globos ni pasteles, pero ocho días después de su cumpleaños, a miles de kilómetros de sus dos patrias, Venezuela, donde nacieron sus padres, y Ecuador, el país que la recibió del vientre de su madre, obtuvo el mejor regalo: por fin sus progenitores, su hermano mayor de 12 años y ella recibieron el permiso de tránsito libre por México

La familia lo celebró con una fotografía donde se observa a la pequeña de complexión menudita, piel clara y rizos rubios. Enfundada en su mameluco de colores claros, y desde  los brazos de su madre, quien está acompañada de su hijo mayor y su esposo, se despide diciendo adiós con la palma de la mano, mientras una  patrulla azul de la Policía Federal se observa al  fondo de la vereda de terracería, cubierta de maleza.

whatsapp_image_2022-08-07_at_10.27.53_am_1.jpegFoto: Claus Mendoza

Tan sólo del viernes 29 de julio al pasado sábado 6 de agosto, llegaron al Istmo de Tehuantepec al menos  50 bebés de doble nacionalidad. Lo han hecho al campo de futbol 21 de Marzo del municipio San Pedro Tapanatepec, habilitado por el Instituto Nacional de Migración (INM) como espacio  para la entrega de permisos de tránsito por México a unas 5 mil personas migrantes. Este documento les permitirá cruzar con libertad el territorio mexicano por un periodo de 30 días; sin embargo, hasta este domingo  se habían entregado apenas unos 500, un promedio de 70 al día.

 

En la mira del crimen

 

Durante la llegada de las familias que el éxodo ha arrojado al territorio oaxaqueño, los agentes migratorios, los policías del Servicio de Protección Federal del INM y los elementos del  Grupo Beta, que auxilian a las personas en tránsito, se observan muy celosos de sus responsabilidades. No permiten el paso de los periodistas al campo de futbol donde desde el pasado viernes fueron instaladas tres grandes lonas de 250 metros cuadrados cada una. Las fotos y entrevistas, afuera, ordenan.

Ahí, los menores de edad brincan, corren y gritan en un  ambiente de libertad que por momentos gozan antes de continuar con su camino con destino a Estados Unidos, con permisos en la mano. 

Entre dichos niños están  los tres hijos de una  pareja originaria de Mauritania, en África, pero que nacieron en Brasil. Los menores de tres, dos y un año de edad presumen  que cuentan con el permiso para cruzar México sin ser perseguidos. 

 

 

Además del  grupo de venezolanos que se refugian en Ecuador o Colombia y de africanos que llegan a Brasil, están los migrantes  cubanos que en su huida hallan refugio en la República de Chile. De esa nación son originarias las primeras tres familias que arribaron a Tapanatepec procedentes de Huixtla, con menores de tres y ocho meses de edad. Tienen la nacionalidad cubana y chilena y de la mano de sus padres van a EU.

El flujo migratorio de niños con doble nacionalidad comenzó en un Haití devastado por el terremoto de 2010, cuando miles de familias buscaron refugio en Brasil, Chile, Argentina, Ecuador y Colombia, desde donde llegaron con nuevos integrantes. Ahora, muchos de ellos viven en México, explica el sacerdote Alejandro Solalinde.

De acuerdo con estimaciones del INM y el Grupo Beta, en el primer semestre de 2022 se asistieron a 100 niños de doble nacionalidad que viajaban con sus familias, principalmente desde Venezuela y Cuba

whatsapp_image_2022-08-07_at_10.27.53_am.jpegFoto: Claus Mendoza

A esa cifra se suman los 50 de reciente llegada. Lamentablemente, muchas familias vivieron en situación de calle por la falta de apoyos, denuncia el activista Irineo Mujica.
Para el defensor de los derechos humanos de las personas en tránsito, el flujo migratorio de doble nacionalidad complica la vida de las familias y  las coloca en la mira de los  traficantes, criminales   que operan en todos los países desde Sudamérica. 

“Los gobiernos de Centroamérica y de México no quieren percatarse que dejan en condiciones más vulnerables a los migrantes”, acusa.

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