Inician en Oaxaca censo de Derecho de Vía de Tren Panamericano; calculan 750 invasiones en Juchitán
La Semar anunció que tratará de forma individual cada casa en el que se determine que particulares construyeron dentro del área donde pasará la Línea K del ferrocarril
Juchitán.- Autoridades de las dependencias federales involucradas en la modernización de la línea ferroviaria K, que cubre la ruta de 450 kilómetros de Ciudad Ixtepec, Oaxaca a Ciudad Hidalgo, Chiapas, iniciaron la realización del censo de viviendas y negocios de familias juchitecas ubicadas en el Derecho de Vía (DDV) del llamado “Tren Panamericano”.
Pese a que, desde la primera semana de este mes, funcionarios de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SedatU), y de la Marina (Semar), iniciaron la socialización de las implicaciones de la rehabilitación de la línea K, las familias juchitecas que viven a menos de 30 metros de las vías del tren, mostraron preocupaciones.
“Los señores y varias señoritas vinieron a mi casa, midieron con sus aparatos desde las vías del tren hasta la banqueta de mi casa, me preguntaron mi nombre y si tengo escrituras, me pidieron mi número de celular y sólo escuché que dijeron: está dentro, se va. ¿Qué significa eso?”, cuenta una de las afectadas.
La mujer afirma que les preguntó y la respuesta recibida fue: Le avisaremos en unos días.
Doña Luz, como doña Petrona, que heredaron de sus padres y abuelos el terreno donde construyeron sus viviendas están preocupadas igual que el resto de sus vecinos que viven, sin saberlo, en el DDV del tren, donde incluso hay vialidades, árboles, jardines, patios y negocios en un tramo de tres kilómetros de vías que atraviesa Juchitán.
Previo al censo, el presidente municipal juchiteco, Miguel Sánchez Altamirano, reveló que en esos tres kilómetros de vías que pasan por Juchitán hay cerca de 750 puntos de intervención, con cuyos dueños se dialogará de manera individua, pues “las autoridades de la Marina que administran al Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT), quieren pláticas con cada propietario”.
En la zona urbana de Juchitán donde pasan las vías ferroviarias de la línea k, en estos días se observan topógrafos, arquitectos y abogados que, enfundados en sus chalecos que los identifican como trabajadores de Sedatu, Semar o Procuraduría Agraria (PA), caminan sobre los tres kilómetros de sur a norte, miden, hablan con las familias, toman nota y se retiran.
Atrás de ellos, queda una estela de temores, de incertidumbre y molestia: “¿nos van a a desalojar de nuestras casas que con tanto sacrificio construimos?”, preguntó doña Luz.
En otras colonias de reciente fundación al lado de las vías, los pobladores confían en que serán indemnizados en caso de que sean reubicados.