El presidente de la Unión de Sorgueros de Oaxaca, Raúl Fuentes Guzmán, dice que desde hace cinco años comenzó a disminuir el número de productores, la superficie sembrada y la producción. De 30 mil hectáreas que se sembraban en ese entonces, en este año solamente se cultivará el grano en unas 10 mil hectáreas.
Con la condición de proteger sus identidades, algunos exsorgueros señalan que optaron por inscribirse en Sembrando Vida, algunos desde 2020, porque ahí no se arriesga ninguna inversión y mensualmente llegan los apoyos de casi 5 mil pesos. “Sembramos frutales e intercalamos maíz o frijoles”, narran.
Hace cinco años, recuerda el sorguero Jesús López, sembró unas 100 hectáreas, pero para esta temporada que inicia en julio de 2023, para cosechar a finales de noviembre, cultivará sólo 60 hectáreas porque los insumos son caros y aunque el gobierno federal regaló hace unos días miles de toneladas de fertilizantes, no les tocó.
Los sacos de fertilizantes, cuenta, se distribuyeron en la comunidad de La Venta, principalmente a campesinos de San Miguel Chimalapa y algunos de la zona oriente del Istmo que, “como no siembran, nos venden el bulto de 20 kilos a 400 pesos, mientras que en el mercado legl, ese bulto cuesta mil 300 pesos”.
Por su parte, el dirigente de la organización Campesinos Productores de Sorgo, Amado Marín, que sembrará en este mes apenas 2 mil hectáreas, admite que el cultivo de sorgo es un volado, se puede ganar o se puede perder. “En el 2017 llegó la plaga conocida como pulgón amarillo que devastó 80% de un total de 15 mil hectáreas sembradas en ese periodo”, recuerda.
Aracely Ruiz, productora del municipio zapoteco de Unión Hidalgo, lleva 20 años sembrando sorgo. Hasta hace cinco años cultivaba una superficie de 200 hectáreas, pero después ajustó su siembra a 50 hectáreas. “No se puede sembrar sin apoyos. Tan solo para la renta de maquinaria hay que invertir 5 mil 400 pesos”, dice.
Los sorgueros lamentan que, desde el gobierno federal, se aliente con apoyos económicos a otros cultivos como el maíz, frijol y arroz, y no tome en cuenta la producción del sorgo forrajero que ayuda a alimentar vacas, cerdos o gallinas, cuyos productores, ante la falta de alimentos para sus animales, buscan en otros mercados que son o serán más caros.
De acuerdo con la superficie que sembrarán, si no se presentan afectaciones por plagas, sequía o exceso de humedad, para noviembre los productores estarán cosechando unas 30 mil toneladas de sorgo, que serán insuficientes para cubrir las necesidades alimenticias de 700 mil cabezas de ganado en el Istmo, dice el presidente de los ganaderos, Jorge López Guerra.
Antes, recuerdan los ganaderos, durante 21 años, desde 1998 hasta 2018, los gobiernos estatales apoyaron económicamente a los productores con la entrega del 50% del costo de la semilla. Lamentablemente, el anterior gobierno dejó de apoyarlos en los últimos tres años de su gestión e incluso, denunciaron, quedó a deber a los proveedores del grano.
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Sin apoyos para la compra de semillas, un costal de 20 kilogramos que alcanza para dos hectáreas cuesta mil 600 pesos, por lo que muchos campesinos migraron al programa Sembrando Vida.
“Ningún productor asegura su cosecha ante cualquier siniestro. Es caro el seguro, dicen. La mayoría de los sorgueros siembras en terrenos de temporal”, señalan.