“El mezcal, más que ser una simple botella, tiene identidad propia porque hay muchas personas detrás”, expresa. Para él, esta fiesta es para demostrar que el mezcal no es una industria de millones de litros, como lo quiere hacer ver el Consejo Mexicano Regulador de la Calidad del Mezcal (Comercam).
La Gran Fiesta del Mezcal, que se realizó por primera vez en Matatlán del 22 al 27 de julio, nació como una alternativa a la feria del mezcal oficial de la ciudad de Oaxaca, pues consideran que en el transcurso de los años se convirtió en una repartición de espacios entre el Comercam, la Canaimez y comercializadoras, dejando fuera a productores y maestros mezcaleros.

“Esta fiesta del mezcal es un parteaguas, porque desafortunadamente mucha gente va a la feria del Centro de Convenciones, pero desgraciadamente hay muchas marcas que son comercializadores; los dueños no son de Oaxaca. Eso le da un desprestigio a la marca”, dice Jesús Jiménez Martínez, maestro del palenque Cariño mío.
Hoy se habla de un boom del mezcal, que según el Comercam genera 8 mil millones de pesos anuales. Ese crecimiento, sin embargo, no se ve reflejado en los pequeños productores.
La mayoría de ellos, ante la imposibilidad económica de registrar su marca ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), de pagar una anualidad de hasta 20 mil pesos a la Comercam y cubrir los impuestos de la Secretaría de Hacienda que ascienden a 69%, optan por vender su producción a grandes comercializadoras que imponen los precios.
“La mayor parte de las utilidades se la quedan los comercializadores. Con esta feria se está tratando de que sea directamente con los productores y que sea para la economía local. Las comercializadoras son grandes empresas que ya tienen una cartera grande con suficientes recursos para marketing, para infinidad de cosas y eso les da ventajas, pero no necesariamente son de la mejor calidad”, explica Jesús Jiménez.
“Los productores de mezcal no vamos a dejar de existir a pesar de que haya más número de marcas o de gente vendiendo mezcal. Somos un elemento muy importante porque ya sea que camines solo o vayas acompañado, llegamos al mismo lugar (…). Las cosas bien hechas nunca desaparecen, al contrario, creo que se valoran más porque se produce poco y con mucha atención a los pequeños detalles. Entre más volumen, se pierde atención y como dice el dicho, el que mucho abarca poco aprieta”.