“La Guelaguetza no es folclore, es una forma de vida”, afirmó el Espacio Estatal en Defensa del Maíz Nativo, conformado por diversas organizaciones civiles de Oaxaca, en el inicio de las actividades de la “Guelaguetza en la vida cotidiana: Prácticas de Ayuda Mutua desde los Saberes Tradicionales” que se realizan en la capital del estado.
En su pronunciamiento emitido sobre el andador turístico de la capital del estado, señaló que no se trata de hacer un espectáculo para atraer al turismo.
“No se trata sólo de exhibir la belleza al visitante y esconder la fealdad como si fuera basura, es verdad que muchas comunidades se sienten importantes de participar en ella, incluso hay las que realizan imposturas para tratar de participar en ella, pero eso no es Guelaguetza”.
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El Espacio Estatal en Defensa del Maíz Nativo consideró que lo peor del caso es cuando se utiliza la costumbre de los pueblos para mostrarla a los de fuera con la finalidad de lucrar, y allí se pervierte, se folkloriza, se gentrifica.
“Quien más pague puede tener su Guelaguetza privada, por eso ahora hay hoteles y restaurantes de lujo que venden Guelaguetza, contratan a personas jóvenes o viejas para que muestren el bailable descontextualizado de la comunidad”.
Para los pueblos y comunidades indígenas, afirmó, se parece a reciprocidad, pero es un intercambio entre iguales, expresa un compromiso de apoyo mutuo, y se expresa de múltiples maneras, así, por ejemplo, entre los zapotecos y otros pueblos se hace gozona de milpa.
Como la mayoría de las comunidades actualmente están asentadas en serranías, explicó, difícilmente se puede utilizar maquinaria para sembrar nuestras semillas, eso por un lado significa que este trabajo se tiene que realizar con herramientas que hoy podrán ser calificadas como rudimentarias, como la coa y el machete; pero son las que han permitido sobrevivir a las comunidades desde tiempo inmemorial, así, sin electricidad ni gasolina.
“Ir a limpiar la milpa y arrimarle tierra, ya sea por costumbre o conscientemente fortalece lazos de amistad entre familias; no es lo mismo hacer ese trabajo pagando mozos, ya que, aunque el resultado puede ser equivalente en kilogramos de maíz o de frijol, de esta manera no se teje comunidad puesto que una persona queda subordinada a la otra”.
También se hace fiesta con Guelaguetza, apuntó, “pero no se trata de llegar a sentarse a comer, a bailar o a disfrutar del momento, compartir el festejo empieza con trabajo, llevar un guajolote, una gallina, un marrano u otro animal que criaste, para ofrecerlo a la familia que festeja, rajar la leña, hacer las tortillas, preparar los alimentos en la cocina, poner la lona para que no queme el sol o moje la lluvia; pero insistimos, este intercambio de trabajos se hace entre iguales”.
Según el Espacio en Defensa del Maíz Nativo, la Guelaguetza “capitalista” lesiona a las comunidades de Oaxaca, las convierte en objeto en su propia tierra, que incluso puede ser “sustituible, desechable, vendible al mejor postor”.