Pese a asaltos, accidentes y extorsión policial, incrementa flujo de migrantes que llegan al Istmo de Oaxaca

“A partir de la segunda quincena de septiembre estamos recibiendo a un promedio de dos mil migrantes cada día” reveló un agente migratorio

Pese a asaltos, accidentes y extorsión policial, incrementa flujo de migrantes que llegan al Istmo de Oaxaca
Foto: Edwin Hernández EL UNIVERSAL / Especial
Estatal 04/10/2022 18:03 Alberto López Morales / Corresponsal Actualizada 18:03

Juchitán. – Arrollado por un vehículo el pasado domingo 25 de septiembre, el venezolano Iván José, de 19 años de edad, fue dado de alta por los médicos del hospital civil de San Pedro Tapanatepec hace dos días y de inmediato recibió su permiso de tránsito por el país por parte del personal migratorio y continuó su ruta hacia Estados Unidos.

Pese a todos los obstáculos que enfrentan en su trayecto de Tapachula, Chiapas, a San Pedro Tapanatepec, Oaxaca, donde se habilitó desde finales de julio pasado un campamento del Instituto Nacional de Migración (INM) para ofrecerles permisos de tránsito libre por el territorio mexicano, el flujo migratorio no cesa, al contrario, va en aumento.

“A partir de la segunda quincena de septiembre estamos recibiendo a un promedio de dos mil migrantes cada día” reveló un agente migratorio a este medio. La mitad de ellos son atendidos y los otros mil ya saben que deben esperar al día siguiente para que reciban sus documentos que, se supone, garantizan que no serán molestados por ninguna autoridad mexicana.

 

 

Miles de venezolanos forman parte de ese flujo migratorio que, desde Tapachula algunos, y desde el municipio chiapaneco de Huixtla, otros, rodean unos once puntos de revisión, establecidos permanente o temporalmente a lo largo de 300 kilómetros hasta San Pedro Tapanatepec, para evitar la extorsión policial, pero toman senderos peligrosos donde son asaltados.

“Mientras atendemos a mujeres embarazadas, adultos mayores o menores de edad con las complicaciones de la deshidratación, no hay día que no nos cuenten que fueron asaltados en el trayecto”, revelaron elementos del Grupo Beta del INM.

“Nos quitaron el dinero para llegar a Tapanatepec, se llevaron nuestros teléfonos para hablar con nuestras familias”, son lamentos recurrentes entre los extranjeros.

En medio de esas vicisitudes, como los accidentes en las carreteras, los asaltos en los caminos rurales, la extorsión policial, las adversas condiciones climatológicas, por ahora lluvias y calor, dentro de unas semanas más, vientos y bajas temperaturas, el flujo migratorio persiste, se incrementa y no tiene freno ni siquiera ante la muerte.

Hace una semana, admitieron las autoridades municipales de San Pedro Tapanatepec, el luto y el dolor envolvieron a una familia venezolana con el fallecimiento de uno de sus integrantes de 25 años de edad, quien, al cruzar el llamado tapón del Darién, una peligrosa ruta de 150 kilómetros de selva entre Colombia y Panamá, fue mordido por un animal que le gangrenó la pierna.

El joven falleció en una clínica privada de San Pedro Tapanatepec y mientras su cuerpo iba de retorno a su patria, en el campamento provisional llegaban migrantes de China, Eritrea, Camerún, Somalia y Guinea. 

 

 

Incluso, ayer llegaron 50 hindúes, además de los venezolanos que arriban masivamente, cubanos, nicaragüenses, salvadoreños, hondureños y guatemaltecos.

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