En ese entonces, el representante de Gamesa argumentó que las inversiones dejaban de ser viables por la política del gobierno federal en materia de energía eólica. Paradójicamente, a un año y dos meses del suceso, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció inversiones desde Estados Unidos para construir cuatro plantas eólicas en el Istmo de Tehuantepec.
“¿Retomará el Presidente la instalación de parques eólicos en el Istmo?”, expresa una fuente de Electricidad de Francia (EDF). “Si no aceptamos un parque industrial, menos aceptaremos un parque eólico”, afirman organizaciones autónomas. “La del presidente López Obrador es una postura que pone en peligro la soberanía mexicana”, añaden desde la izquierda.
Tras conocer el anuncio, el presidente de los comuneros de Ciudad Ixtepec, Obeth Ortega Martínez, comenta que pedirá más información a las autoridades del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT), porque “no puede ser que nos hayan comprado las tierras diciéndonos que serían para un polo de desarrollo y ahora digan que siempre no”.
En las sesiones de consulta con el CIIT, recuerda, “nos regalaron unos trípticos que perfilaban los posibles tipos de empresas a instalarse, como agroalimentarias, textiles, comunicaciones y manufacturas; en esas sesiones ofrecieron que habría empleos para nuestros hijos, pero nunca nos hablaron de los parques eólicos”.
En los parques eólicos que hay en los municipios vecinos “no se generan más de 50 empleos directos, salvo en la etapa de construcción que dura unos seis meses, donde contratan a unos 300 obreros. Un parque eólico nos va a quitar la oportunidad de trabajo a nuestros hijos”, dice Ortega Martínez.
“Al vender nuestras tierras, nosotros firmamos un convenio con el gobierno mexicano en el que se especifica que ese polígono de 412 hectáreas será para un polo de desarrollo, no para un parque eólico. No se vale que quisieran engañarnos, porque en asamblea podemos decidir si vamos a los tribunales”.
En enero de 2019, el gobierno mexicano canceló una licitación de la Línea de Transmisión Directa (LTD) Juchitán al centro del país que, con inversión privada y pública de mil 200 millones de dólares, evacuaría unos 2 mil 500 megavatios generados por 12 parques.
Fuentes de EDF revelan que la empresa busca arbitraje internacional con el propósito de que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) reconozca la validez del contrato en el que convino la instalación de un parque eólico, con capacidad de 300 megavatios, mediante una inversión de 400 millones de dólares, entre Unión Hidalgo y La Ventosa.
El anuncio del Mandatario federal acrecentó el rechazo de los opositores al CIIT. “No vamos a permitir que en las tierras de uso común de El Pitayal se instale un parque eólico”, dice Betina Cruz, de la Asamblea de Pueblos Indígenas del Istmo por la Defensa de la Tierra y el Territorio.
Mimiaga Sosa confiesa que tiene más dudas que certeza del anuncio presidencial: “¿Por qué desalentó la inversión privada en la generación de energía eólica en el Istmo, y ahora, bajo el compromiso de ayudar al combate contra el cambio climático, de la mano del gobierno norteamericano, la CFE operará cuatro nuevos parques eólicos?”.
La CFE, acusa el consultor, ha demostrado, “con el abandono en el que tiene el parque eólico La Venta II, construido en 2007, que es un pésimo operador”. Ese parque de 80 megavatios en La Venta, Juchitán, “tiene una pobre producción porque nadie atiende sus necesidades de infraestructura”, dice.
De los 23 parques eólicos que funcionan en el Istmo, además de los de La Venta I y II, con aerogeneradores convertidos en chatarra, la CFE compra electricidad a las españolas Acciona, Iberdrola, Dragados y la italiana Enel, que operan bajo el esquema de Productor Independiente de Energía (PIE).
El anuncio de López Obrador, precisa el asesor de la Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo (Ucizoni), Carlos Beas Torres, “contradice su narrativa nacionalista, cede ante las presiones del gobierno norteamericano y arriesga la soberanía de México”.
En 2018, el Presidente estuvo en Salina Cruz y dijo que las obras del Interoceánico se harían con capital mexicano. “¿Qué pasó años después?”, pregunta Beas y responde: “La realidad contradijo el discurso nacionalista de López Obrador. De nueva cuenta, el Presidente de México cede ante el poder del imperio norteamericano”.
Esa postura es una reedición del Tratado McLane-Ocampo de 1859, que daba en perpetuidad el derecho de tránsito a Estados Unidos por el Istmo, dice.