Foto: Mario Arturo Martínez
“El mercado se empezó a movilizar. Hicimos una marcha y cerramos el mercado. A partir de ese momento empezamos a trabajar con el comercio establecido para establecer acciones que nos permitieran realizar nuestra labor comercial”, afirma.
Sin embargo, las acciones del gobierno municipal llegaron casi cinco meses después, con los operativos Alfa II, III y IV. Con estos repliegues, los ambulantes terminaron por asentarse en las calles de Bustamante, Miguel Cabrera y Aldama.
“Lo que hemos solicitado es una revisión de los que tengan derecho a vender en la vía pública. Por ello tenemos un fuerte problema de suministro de servicios, particularmente en el tema de la basura. Aunque entendemos que es una forma de vida, creemos que esa necesidad debe cubrirse de una manera ordenada”, señala.
Foto: Mario Arturo Martínez
Se trata de resolver el tema, señaló el Ayuntamiento el 20 de enero pasado, “con base en la justicia y no con el uso de la policía, pues no se trata de un problema entre la policía, el municipio, ellas y ellos, sino que es una cuestión de orden en el que no se afecte a nadie”.
En la misma conferencia, Martínez Neri detalló que desde la instalación de la mesa acudieron a registrarse 500 personas; sin embargo, ese número podría representar apenas 10% del total de ambulantes.
De acuerdo con el último censo realizado en 2008, en la gestión de José Antonio Hernández Fraguas, se estimaba que el número de vendedores alcanzaba los mil 500. El comercio establecido calcula que a la fecha hay de 4 mil 500 a 5 mil puestos ambulantes.
El Ayuntamiento ha dicho que realizará un censo real y un plan de trabajo a fin de organizar el comercio en la vía pública; también aprobó un punto de acuerdo para generar políticas públicas dirigidas específicamente al comercio ambulante.
Parte del problema, señala la representante del Benito Juárez, es que los mercaderes pagan impuestos, mientras que los ambulantes evaden los pagos y constituyen una competencia desleal, vendiendo productos chinos o imitaciones.
“El ambulantaje engaña al turismo, vendiendo imitaciones económicas de artesanías o estableciendo especies de tianguis como en la calle 20 de Noviembre, donde venden personas de Ciudad de México o Guerrero. Sin embargo, estamos siendo muy empáticos al plantear la necesidad de calles transitables”, dice.
Foto: Mario Arturo Martínez
Con la pandemia y el ambulantaje, el CEO estima pérdidas de hasta 70%. En las últimas semanas, con semáforo verde el panorama mejoró, pero los números sigue en rojo, dice.
La comerciante afirma que diariamente identifican un puesto nuevo, y aunque reconocen en el ambulantaje una forma de vida, el comercio establecido apuesta a la organización para liberar el Centro Histórico de la ciudad de Oaxaca y minimizar las afectaciones.