En el reporte, se advierte que las reglamentaciones de estos barrios están enfocadas en incentivar el turismo y el cambio de uso de suelo, sin considerar un nuevo abordaje con respecto al turismo sustentable.
A la fecha, apunta, tampoco existe una reglamentación sobre el hospedaje temporal a través de aplicaciones digitales.
Estos lugares han sufrido enormes cambios, tanto en la imagen de las edificaciones que fueron hogares o talleres y hoy son restaurantes, cafés, tiendas o servicios de alojamiento.

En Oaxaca residen 22 mil 659 inmigrantes extranjeros, que equivale a 0.55% de la población del estado. Esto es un incremento de 403% comparándolo con lo registrado en 2000.
A estos datos se suma que el número de servicios inmobiliarios y de alquiler en el estado ascendió a mil 630; los cuartos de hotel, motel o similares a 572 mil 811, hoteles, moteles y similares, mil 490; servicios de alojamiento temporal y de preparación de alimentos y bebidas, 35 mil 120 y mil 831 establecimientos de alojamiento temporal.
“No se han tomado las medidas suficientes para reducirlo o para evitar su propagación a otras zonas de la ciudad”.
Por ejemplo, en el Barrio de Santo Tomás Xochimilco de la ciudad de Oaxaca, explican que nueva gente se convirtió en residente con intenciones de inversión. Esto ocasionó la apertura de restaurantes, tiendas boutique, cafés, y otros establecimientos orientados a lo regional y/o sustentable.

Algo similar ocurre en el Barrio de Jalatlaco, pues los agentes inmobiliarios comenzaron a hacerse de sitios en él, al encontrar una suma importante de viviendas deshabitadas, que fueron renovadas y puestas en venta o en alquiler para un nuevo tipo de residentes.
Según el estudio, la población más antigua del Barrio de Jalatlaco es reducida y cuenta en términos generales con una cantidad pequeña que no supera las mil personas. Mientras que el precio de los inmuebles y los alquileres se ha incrementado cuantiosamente, y a pesar del embellecimiento del lugar, existe una degradación de los aspectos culturales y tradicionales del barrio.
“El caso del artista Demetrio Barrita, quien en 2001 pagaba por su local mil pesos, y vio cómo en quince años pasó a diez mil, eso lo llevó a abandonarlo. Mismo local, para el 2021 ya se alquilaba en 20 mil pesos, cifras que se pueden considerar como muy exorbitantes”.
La otra cara es que incentiva el turismo y con ello el crecimiento de negocios locales, revalorización de propiedades, revalorización de entornos y tradiciones, generación de empleos, mejoramiento y limpieza de espacios públicos.
Aún así, advierten que es urgente hablar de regulaciones nacionales y estatales que “garanticen el equilibrio entre el desarrollo urbano y la protección del patrimonio natural, histórico, social, arquitectónico, cultural y artístico, impidiendo la segregación y la exclusión territorial, y a su vez priorizar la producción social del hábitat para llevar a buenos términos las funciones sociales de la ciudad”.