
Desde que el módulo migratorio se instaló en Tapanatepec la vida de los habitantes cambió drásticamente. En dos meses y medio arribaron a la comunidad alrededor de 120 mil migrantes de diversas nacionalidades, de los cuales las autoridades estiman que 80% son de origen venezolano, dejando una derrama económica de al menos 200 millones de pesos, según el presidente municipal de San Pedro Tapanatepec, Humberto Parrazales.
Tapanatepec es una población sumamente tranquila con unos 8 mil habitantes en su cabecera municipal, quienes viven del campo y la producción del mango.
También aumentó la presencia de las empresas de autobuses con destino a la Ciudad de México, Oaxaca capital, Ciudad Juárez, Monterrey y Ciudad Victoria.
Esto desencadenó el colapso del servicio de limpia, que triplicó las 10 toneladas de basura que recolectaba. Se vieron rebasadas las pequeñas sucursales de bancos, centros de préstamos y tiendas de autoservicio que ofrecen el servicio de envió de dinero. Y, en conjunto, todo desató la molestia y protesta de las personas migrantes por el abuso en el costo del servicio de transporte local, en los hospedajes y comida.

La preferencia que dan los centros bancarios como Banco Azteca y Presta Prenda a los extranjeros, dejando sin servicio a los habitantes, obligó a la autoridad municipal a clausurarlos. Dicha situación complicó más la situación de muchos migrantes que no pueden acceder a dinero a través de esta vía y tienen que esperar varios días hasta que las empresas lleguen a un arreglo con la autoridad que pide mayores cajeros y más disponibilidad económica para tanto migrantes como lugareños.
También aguardan el transporte para partir, pues por jornada el INM otorga apenas unos 250 permisos, insuficientes para las más de 3 mil personas que llegan al día, generando que apenas salga de Tapanatepec la mitad de personas de las que llegan diariamente, es decir, mil 500.
Es por esa razón que muchas personas llevan más de una semana esperando el documento migratorio, ya desesperados y lamentando la falta de información sobre la situación.
José Efraín Tatuno Jiménez es uno de ellos. Este venezolano de 18 años arribó hace 5 días desde Tabasco, a donde fue enviado por el INM después de ser detenido en Monclova, Coahuila, al expirarse su permiso de siete días otorgado por el gobierno mexicano el 30 de septiembre en Tapanatepec.
Esta es la segunda vez que se vuelve a inscribir para recibir otro permiso por siete días, mientras tanto vende dulces a sus compatriotas con el objetivo de juntar 2 mil 700 pesos, el costo del pasaje a Ciudad Juárez, pero en tres días de venta apenas logró 300 pesos.

“No sé porque México nos hace eso. No logré llegar a la frontera porque mi permiso se venció rápido, me detuvieron y me regresaron, no me di por vencido y acá estoy por segunda ocasión. El 30 de septiembre no había tanta gente en este pueblo, no vendíamos en la calle, ahora somos miles, todos vendiendo, todos esperando, llevo cinco días y no hay para cuando me den mi permiso. No sé lo que está pasando, dicen que Estados Unidos ya cerró la frontera, no sé qué va a pasar conmigo, no puedo regresar a mi país”, cuenta mientras muestra a EL UNIVERSAL su permiso vencido.