Urgen a Jara reconocer a indígenas sin folclorizarlos; pese a ser mayoría en Oaxaca, no hay políticas públicas
Experto señala que el nuevo gobierno debe "reflexionar”, pues considera que la única forma de dignificar la deuda histórica con los pueblos indígenas es dejar de folclorizar a las naciones originarias
Juxtlahuaca.— Pese a que siete de cada 10 oaxaqueños se reconoce como indígena —69.8% de la población estatal en 2020, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi)—, Oaxaca no cuenta con políticas públicas con pertinencia cultural, lingüística, económica y jurídica para atender a comunidades originarias, coinciden especialistas y asociaciones civiles.
Ante ello, Tomás López Sarabia, presidente del Consejo Directivo del Centro Profesional Indígena de Asesoría Defensa y Traducción (Cepiadet), señala que un gobierno que asegura tendrá en el centro a las comunidades originarias, como lo prometió Salomón Jara Cruz, tendría que atender ese vacío.
“En términos de democracia, la política pública del gobierno de Oaxaca tendría que estar diseñada bajo ese parámetro, pero la realidad es que ocurre todo lo contrario. No existen políticas que tengan esta pertinencia, que reconozcan el porcentaje de población indígena”, dice en entrevista con EL UNIVERSAL.
No obstante, el especialista señala que no sólo se trata de estadísticas, sino de que la población indígena también posee la mayoría del territorio estatal, del cual, 80% es propiedad ejidal o comunal, habitado por asentamientos de comunidades originarias, lo que se refleja en que de los 570 municipios, 417 se gobiernen por Sistemas Normativos Indígenas (SNI).
Esta composición cultural enfatiza a la diversidad lingüística como otra de las características que particularizan la identidad de Oaxaca, pues 31.2% de la población habla una lengua indígena, según el Inegi.
De las 364 variantes lingüísticas que se reconocen en México, por ejemplo, 176 están concentradas en Oaxaca, lo que representa más de 48.3% de la diversidad lingüística nacional, dice el presidente de Cepiadet.
Y es ante estos parámetros de diversidad que conviven en Oaxaca que las políticas públicas no satisfacen las necesidades particulares, pues no están diseñadas para las comunidades indígenas, lo que les impide salir del rezago en educación, salud, justicia entre otros, expone, Tomás López Sarabia.
“Sí hay un marco de diversidad enorme; sin embargo, cuando hablamos de políticas públicas no logran encajar, porque justo no están diseñadas desde este casi 70% de la población.
Más bien, estas políticas públicas se siguen diseñando y se siguen pensando desde una minoría, desde esta colonialidad; es decir, yo le tengo que decir a los indígenas cómo deben comportarse, cómo deben de actuar, cómo deben de diseñar su vida, porque yo soy el que tiene la razón”, explica.
Abusos sistemáticos
El activista en derechos de los pueblos indígenas y presidente del Cepiadet es claro al afirmar que en Oaxaca, pero en general el Estado mexicano, se violan en su totalidad los derechos de los pueblos indígenas al no garantizar la libre autodeterminación en temas de salud, alimentación, justicia, organización, presupuesto, educación, finanzas y demás derechos humanos.
“Lo que miramos es que, en este estado tan diverso, no hay condiciones para implementar políticas públicas con pertinencia cultural”, reitera.
No sólo folclor
En su toma de posesión, Salomón Jara empleó elementos de las cosmovisiones indígenas, como el bastón de mando entregado por tatamandones de San Pedro Jicayán, y una limpia de médicas tradicionales mazatecas, justo antes de prometer que su gobierno será intercultural y que retomará prácticas de la solidaridad indígena, como tequio, guelaguetza y gozona.
El experto hace un llamado al gobierno que inicia “para reflexionar y repensar otra manera de hacer política”, pues, dice, la única forma de dignificar la deuda histórica con los pueblos indígenas es dejar de folclorizar a las naciones originarias.
“Lo elemental es que los gobiernos dejen de mirar a los pueblos indígenas como incapaces de poder desarrollarse. Es justo alcanzar estos derechos que llevan 30 años de reconocimiento. ¿Por qué entonces no se garantizan en la vida cotidiana de las comunidades?”, cuestiona.
Lo anterior, señala, porque aunque el gobernador Salomón Jara es indígena zapoteco y hablante de una lengua, esto no significa que se cumplan todas las aspiraciones de las comunidades. “Lo mínimo que tendría que hacerse es trabajar en conjunto con las comunidades. No basta la voluntad política, se necesitan otro tipo de acciones para poder garantizar estos derechos”, señala.
Y agrega que algunas instituciones han hecho esfuerzos importantes para garantizar estos derechos; sin embargo, la mayoría sigue argumentando que no tiene presupuesto para pagar intérpretes, ni datos para saber cuánto de su personal habla alguna lengua y algunos responden que no tienen obligación de generar información.
“No se entiende la dimensión de los derechos que tenemos reconocidos los pueblos indígenas desde hace más de tres décadas. Aunque, en el orden internacional estemos firmando convenios, tratados o declaraciones, nuestra realidad cotidiana es que no se están viendo garantizados estos derechos, como parte de la vida digna de las comunidades que tanto reclaman”, finaliza.