Cada 1 de noviembre, el Barrio de San José en la Villa de Etla se transforma en el epicentro de una de las expresiones más auténticas y vibrantes del Día de Muertos en Oaxaca: la Muerteada, una celebración que combina teatro popular, música de banda, sátira y ritualidad comunitaria. Este barrio es reconocido como la cuna de la Muerteada, una tradición que ha trascendido generaciones y continúa siendo símbolo de identidad para los sanjoseños y orgullo del estado.
Este 1 de noviembre a partir de las 21:00 horas, las calles del Barrio de San José se llenarán de comparsas, versos y personajes que dan vida a una representación única: el retorno simbólico de los difuntos. Acompañados por la banda “La Universal, la de los Carnales”, los habitantes y turistas nacionales y extranjeros recorrerán el barrio al ritmo de la música tradicional, recordando a quienes partieron, pero siguen presentes en la memoria colectiva.
La Muerteada combina el ritual y la diversión. Es una dramatización en la que el “muerto” revive con la ayuda de curas, doctores y espiritistas, acompañado de figuras como el diablo, la muerte y los viejos. El recorrido, que inicia en el crucero principal de la Villa de Etla y concluye al amanecer en el panteón municipal, convierte la noche en un escenario vivo de cultura popular oaxaqueña.
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La Muerteada del Barrio de San José tiene sus raíces en los primeros años del siglo XX, en el contexto de los cambios sociales y económicos que vivió San Agustín Etla tras la instalación de fábricas textiles. Este proceso transformó las dinámicas laborales y comunitarias, dando lugar a nuevas formas de convivencia y cohesión social.
Desde entonces, la fiesta se ha mantenido como un ritual de unión y resistencia cultural. A través de la música, los disfraces y la sátira, la comunidad expresa tensiones, celebra la vida y honra a los muertos. Esta práctica, que combina elementos carnavalescos con una fuerte carga simbólica, reafirma año con año el sentido de pertenencia de los etecos.
Antes de llegar a la gran noche, los vecinos participan durante más de un mes en la fase de organización, en la que se planifican recorridos, se confeccionan disfraces y se reúnen fondos para la celebración. La fase festiva, que puede durar hasta 18 horas, incluye distintos momentos: la bienvenida de la banda, la “relación” o sátira en verso sobre los sucesos del año y las procesiones que purifican simbólicamente el territorio.
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El evento culmina con el encuentro entre barrios, un enfrentamiento musical y ritual que reafirma la fraternidad comunitaria. Finalmente, suena “Dios Nunca Muere”, el himno de Oaxaca, marcando el cierre de la celebración.
La Muerteada del Barrio de San José no solo es una expresión artística y ritual, sino también un Patrimonio Cultural vivo que fortalece los lazos comunitarios y proyecta al mundo la riqueza de las tradiciones oaxaqueñas. Quienes asistan a la edición 2025 de la muerteada podrán disfrutar además de los sabores de la temporada: pan de yema, pan amarillo, chocolate y flor de cempasúchil, elementos esenciales de la festividad.
A solo 15 kilómetros de la Ciudad de Oaxaca, la Villa de Etla abre sus puertas a quienes buscan vivir la autenticidad del Día de Muertos. La Muerteada del Barrio de San José es una manifestación de identidad, memoria y comunidad que ha resistido el paso del tiempo.
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Este 1 de noviembre, San José vuelve a vestirse de tradición. Entre música, versos y comparsas, la vida y la muerte se encuentran en una de las celebraciones más emblemáticas de Oaxaca.