En el conversatorio estuvieron presentes la investigadora docente y curadora de arte Deborah Caplow, el artista plástico Demián Flores y el artista visual Alberto Cruz; mientras que la charla fue moderada por el director del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), Hazam Jara.
Demián Flores, por su parte, recordó que luego de su estancia en París, Toledo arribó a Juchitán donde impulsó la casa de la cultura; el primer espacio iniciado por el maestro, que dio pauta para la creación del resto de los recintos culturales que impulsó en vida y hasta hoy continúan operando.
"Somos una consecuencia de este ser omnipresente que está en todo, todavía", afirmó el artista Alberto Cruz al hablar sobre las generaciones que se formaron bajo la influencia de Francisco Toledo.
“Antes de ingresar a las universidades, el IAGO fue siempre nuestra escuela”, sostuvo.
El museo reseña que ésta es la muestra que recorre parte de la producción gráfica del artista desde sus inicios. Si bien Francisco Toledo exploró diversas técnicas artísticas y trabajó con diferentes materiales, el grabado fue uno de sus principales medios de expresión.
Está integrada por más de 180 obras que, en su mayoría, son grabados y estampas realizados entre los años 1960 y 2018 con las técnicas de aguafuerte, aguatinta, punta seca, azúcar, mezzotinta, litografía, mixografía y xilografía. También se observarán algunos ejemplos de acuarela, gouaches y cerámica.
Acerca del título, su curadora, la historiadora Ana Carolina Abad López señaló: “Durante el proceso de investigación y curaduría nos dimos cuenta de que cada persona tiene su propia versión de quién fue Francisco Toledo. La invitación implícita en el título es que, al recorrer la exposición, cada visitante construya su propia imagen o versión de Toledo: el grabador, el activista, el artista, la persona”.
“Cada quien con su Toledo” está dividida en tres núcleos: De Juchitán para el mundo, que abarca obras realizadas en las décadas de los sesenta y setenta; Toledo: forjador de instituciones, donde se presentan obras de las décadas de los ochenta y noventa, momento en que el artista consolidó su labor como promotor y defensor de la cultura oaxaqueña, y Monos, fábulas y sismos, que reúne los trabajos de las dos últimas décadas del maestro, entre las que destacan sus series sobre relatos de Franz Kafka y las fábulas de Esopo.