En el lugar donde el artista de 40 años trabaja apartado de cualquier distractor, cada espacio se encuentra ocupado por una pieza de su serie "Canto animal", inspirada en la pandemia. En primera apariencia se ven animales, mayormente primates que parecen gritar angustiados; con una segunda mirada, también se puede pensar que cantan, que es un coro bestial o, quizá, un retrato salvaje.


"Canto animal" es una serie de pinturas que nacieron a partir de la pandemia por Covid-19 y que, de acuerdo con la explicación del artista, hacen referencia a la posibilidad que el encierro propició en algunas personas para estar en contacto consigo mismas, de la oportunidad por asomarse a su ser interior, y darse cuenta del asunto que antes no veía por tantas distracciones.
“El encierro nos obliga a la introspección, y en ésta hay la posibilidad de encontrar tal vez paz, tal vez reconfigurar los caminos de nuestra existencia, de nuestras laborales, las relaciones con nosotros, el trabajo, la alimentación, la salud. Hay muchas partes que empiezan a llamar la atención de lo que nos van obligando estos tiempos, y cierto temor constante.
Pero también eso nos lleva a apreciar más la vida, y esos animales que parecen gritar, tal vez estén cantando”, explica.

A él le interesa experimentar la búsqueda de la espiritualidad, los misterios humanos, y la música. Por ello, dice, ve en la pandemia una oportunidad para medirse a sí mismo y adentrarse en su taller como si fuera un laboratorio. “El encierro ha sido darme un espacio para reaprender ”, y subraya que también la pandemia le hizo presente la necesidad de la solidaridad con los otros, pensar en la comunidad.
“Si alguien está un poco mal [hay que] insistir en apoyarse y acompañarse. Son cosas que surgen en tiempos, como estos”, finaliza Alberto.