Puerto Escondido resintió los efectos del paso del huracán Erick, que azotó con intensas lluvias, fuertes ráfagas de viento y oleaje elevado, afectando temporalmente su infraestructura turística y provocando cortes de energía y daños en algunas vialidades.
Aunque aún no se tiene un conteo exacto de los daños que ocasionó este fenómeno sobre el destino turístico oaxaqueño, uno de los símbolos más representativos de la región, el Monumento al Pez Vela, fue arrastrado por una ola gigante en la Bahía Principal. Esta escultura era uno de los principales puntos de referencia para locales y visitantes.
Si aún no conoces este paraíso oaxaqueño, te compartimos cómo se encontraba antes de la llegada del huracán Erick este jueves por la madrugada.
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Un destino con esencia propia
Previo al impacto del huracán, Puerto Escondido se ha mantenido como uno de los destinos más vibrantes y auténticos del Pacífico mexicano. Famoso por sus aguas de tonos esmeralda y playas de arena fina, este lugar ofrece una experiencia única donde la naturaleza, la cultura y el deporte conviven en perfecta armonía.
Aunque en los últimos años ha crecido en popularidad y desarrollo turístico, el puerto conserva su atmósfera relajada y rústica, sin grandes cadenas hoteleras, pero con una amplia oferta de posadas, hoteles boutique y campamentos a pie de playa.
El litoral de Puerto Escondido es tan diverso como su gente. Zicatela, considerada una de las mejores playas del mundo para surfear, atrae a competidores internacionales cada año durante torneos como el Bodyboard Colorada Pro, celebrado más recientemente en agosto de 2023.
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Para quienes buscaban calma, playas como Carrizalillo, Manzanillo y Puerto Angelito ofrecían aguas tranquilas para nadar, bucear o simplemente descansar bajo el sol. Desde la Playa Principal, es posible abordar lanchas para hacer recorridos marinos y observar tortugas y delfines.
Entre cultura, mariscos y tradición
Más allá del mar, Puerto Escondido ofrece una experiencia cultural rica y cercana. En noviembre, el Festival Costeño de la Danza llena de color el andador turístico, donde los visitantes pueden comprar artesanías, disfrutar música en vivo y probar la comida regional, en especial los mariscos frescos que dan fama a la cocina local.
En cada rincón del puerto se respira ese ambiente bohemio y acogedor. Cafés, bares con música en vivo y galerías hacen de las noches una celebración constante.
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El símbolo del puerto: el Monumento al Pez Vela
Antes de ser derribado por el huracán Erick, el Monumento al Pez Vela dominaba la Bahía Principal como un homenaje a la historia pesquera del puerto. Construido por el Club de Pesca Deportiva de Puerto Escondido, no sólo ha sido un atractivo turístico, sino también un símbolo de identidad para la comunidad.
Su caída, provocada por una ola de aproximadamente 8 metros, generó una fuerte reacción entre los habitantes. Sin embargo, uno de ellos logró rescatar la escultura del mar y ya se habla de restaurarla para devolverle su lugar como emblema de resistencia y amor por el puerto.
Naturaleza viva más allá de la costa
El encanto de Puerto Escondido también se extiende a sus alrededores. Las Lagunas de Manialtepec y Chacahua son escenarios de recorridos nocturnos donde se puede apreciar la bioluminiscencia. Los plantíos de café, los criaderos de iguanas y las playas vírgenes donde desovan tortugas completan la experiencia para los viajeros más aventureros.
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Puerto Escondido, resiliente por naturaleza
Antes de la llegada del huracán Erick, Puerto Escondido brillaba como uno de los destinos más completos del país: ideal para el surf, la contemplación, la cultura y la aventura. Hoy, tras la tormenta, su comunidad se alista para levantarse una vez más, como lo ha hecho siempre.
Porque si algo define a este rincón de Oaxaca no es solo su belleza, sino la fuerza con la que sus habitantes protegen su historia, sus tradiciones y su identidad.