“Me sorprende su morfología, como en su composición tienen una perfección, un equilibrio y quiero que lleguemos a admirar tanto la inteligencia como la perfección en el mundo natural para volver a conectarnos, para volver a dar gracias por todos sus beneficios”, dice.
La historiadora señala que también busca que las personas vuelvan a conectarse con la naturaleza.

“Las personas estaban desconectándose de la naturaleza, al no cuidar los árboles e incluso tratar de eliminarlos no se daban cuenta que lo que estaba haciendo les afectaba, quiero mover a la conciencia ecológica del otro y también de que vuelvan a ver, porque hemos perdido un poco el contemplar lo que que nos rodea para encontrar la belleza que hay, y en gran parte es porque estamos conectado a los teléfonos y la prisa del día a día”.
La historiadora ha recolectado semillas que aún no han abierto, pero también ha seguido el recorrido que el viento ha marcado al llevarse las que se han desprendido una vez que su empaque ha abierto.
“Al observarlas, pude ver que en su morfología son dotadas de mecanismos variados y alucinantemente potentes para así poder dispersarse. Las semillas son diseñadas por el árbol o planta madre con gran inteligencia y son bellamente equipadas para poder trasladarse, asegurando de esta forma su supervivencia”.
Layú muestra la instalación en un espacio que se encuentra en la calle de Reforma 204, en la ciudad de Oaxaca, y puede ser visitada de lunes a viernes en un horario de 12 a 15 horas.