Con material didáctico en lengua tu´un savi, profesor reconecta a familias de EU con sus raíces en Oaxaca

“Mi idea siempre ha sido escribir poesía o cuentos, con la intención de que los padres puedan leerles en nuestra lengua a sus hijos”, dice Jeremías Salazar a EL UNIVERSAL desde su casa en Santa María, California

Con material didáctico en lengua  tu´un savi, profesor reconecta a familias de EU con sus raíces en Oaxaca
Más de Oaxaca 22/02/2022 13:45 Juana García Actualizada 13:45

Juxtlahuaca.— Una iniciativa que nació para traducir un poema del cubano José Martí llevó al profesor Jeremías Salazar a crear materiales didácticos en lengua tu´un savi, español e inglés, para que familias mixtecas que migraron hacia  Estados Unidos se reconecten con su origen.

“Mi idea siempre ha sido escribir poesía o cuentos, con la intención de que los padres puedan leerles en nuestra lengua a sus hijos”, dice Jeremías Salazar a EL UNIVERSAL desde su casa en Santa María, California.

Salazar es hijo de migrantes, originario de Yucunani, una comunidad de apenas 96 habitantes, enclavada en la región Mixteca. Se dedica a la creación de un sinfín de materiales didácticos que facilitan el aprendizaje del tu´un savi, colabora en la docencia y el área de Lingüística de la Universidad de Santa Bárbara y es defensor de los derechos  de los jornaleros en los campos agrícolas de California, desde la organización comunitaria Proyecto Mixteca Indígena.

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Foto: Archivo/ EL UNIVERSAL

Explica que al principio el proyecto se pensó para las infancias, aunque conforme fue tomando forma, se retomó para madres y padres migrantes. Los niños, dice, no aprenderán a valorar la lengua sin el apoyo de sus padres.

Muchos de los seguidores de la página de Yucunani, sà'án sàvi, son hablantes de la variante de San Juan Mixtepec, hijos de migrantes.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), 20% de la población oaxaqueña mayor de tres años hablaba una lengua indígena en 2010; para 2020, la cifra bajó a 13.5%.

 

Encuentro con la lengua

 

“Cuando llegas a comprender que tu lengua es parte de tu vida, de tu ser, que con ella naciste, entonces, sin importar dónde estés, sientes el vacío por no estar en tu pueblo natal”, señala.

Cuando Jeremías cumplió 10 años, sus padres, que habían migrado a los campos agrícolas de California, regresaron por él y sus hermanos, en 1993. “No ha sido fácil vivir en California y ser de Yucunani. Las primeras ocasiones que regresé a mi comunidad, decía que ya me quería regresar a casa, pensando en California, pero en realidad estaba en mi casa, en mi comunidad.

“Fue un cambio muy fuerte porque nos costó para aprender hablar el inglés. En casa hablábamos tu´un savi con mis papás, mientras que los programas en la televisión eran en español y en la escuela pues era puro inglés. Pude aprender mejor el español como dos años después de que llegué a California”.

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Algo similar le sucedía en Yucunani, recuerda, porque los maestros sólo hablaban español y él no entendía nada.

Pasaron 28 años para que Jeremías regresara a su comunidad, ya que no tenía dinero y lo que ganaba en el trabajo lo invertía en sus estudios.

 Cuando regresó, cuenta que tuvo un choque de identidad, pero que fue eso lo que le ayudó a reconectar con sus raíces.

 

 

Aún tiene presente lo mucho que le costó leer su primer libro en tu´un savi, sobre todo porque no estaba acostumbrado a leer en su lengua.

“Recuerdo que el libro trataba de un gato que le enseñaba a su hijo cómo atrapar un ratón. Lo leía una y otra vez hasta que logré entenderlo”.

A través de las redes sociales, en la Universidad de Santa Bárbara, Estados Unidos, en congresos y en su comunidad, Jeremías Salazar difunde el fortalecimiento y revitalización de su lengua materna.

 

 

“Somos nosotros los que debemos hacerlo. He abogado que seamos nosotros los que debemos valorar nuestras raíces, porque siempre hemos sido saqueados por otras personas que no pertenecen al pueblo”.

 Jeremías Salazar anhela un espacio donde las familias puedan debatir, crear, convivir, integrar, aprender a través de charlas, jugar con sus hijos, para poder recuperar la sabiduría y la cosmovisión de los abuelos.

Esto, dice, porque en California todo gira en torno al trabajo. “Yo siento que mientras la raíz se preste, va ir floreciendo nuestra lengua”, concluye.

 

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